«Darko Đurić», DE SAMO VIDIC

Un hombre musculoso, fotografiado desde abajo, se abre paso a través del agua cristalina de una piscina. Unas gafas oscuras cubren sus ojos, y un gorro, su pelo. Con un bañador negro apretado, inclina su musculoso cuerpo hacia la cámara, extendiendo el brazo derecho, su único brazo, hacia la izquierda de la imagen en blanco y negro. Su brazo izquierdo es un muñón y lo mantiene presionado contra la caja torácica en la parte superior del cuerpo, mientras que sus piernas, también muñones, quedan en la derecha de la imagen. Las burbujas se dispersan alrededor de su figura y su cabeza, que alcanza la superficie del agua en el centro de la foto.

Gracias al contraste de la luz y la oscuridad, se ve claramente el contorno de sus músculos y costillas, mientras que la cabeza queda oculta. Tiene los dedos extendidos al máximo, en busca de la pared de la piscina. Su expresión, oscurecida en parte por las burbujas, muestra pura determinación, con su férrea mirada fija en el objetivo.

En imágenes similares, se puede ver el brazo izquierdo alzado y las piernas pateando, trabajando al unísono para impulsar el cuerpo por el agua lo más rápido posible. A pesar de faltarle el brazo izquierdo y las piernas, y aunque la imagen sea estática, el agua enturbiada, las burbujas saliendo a la superficie y el marcado contraste entre luz y oscuridad expresan velocidad, potencia, control y movimiento.

El hombre nació con amputación congénita, una afección por la que las extremidades no se forman en el útero. A pesar de solo tener un brazo, demuestra la dimensión física, la técnica y la gracia propias de un nadador de élite. Y eso es precisamente lo que es.

Darko Đurić ha disfrutado de una carrera de gran éxito como deportista profesional. Representó a Eslovenia en los Juegos Paralímpicos de 2012 y 2016, ganó dos oros en los campeonatos mundiales de 2013 (en los 100 m estilo libre y 50 m mariposa), y obtuvo medallas de plata y bronce en competiciones europeas en 2016. También batió el récord mundial de 50 m mariposa en clase S4 en 2012.

El estilo mariposa es perfecto para Darko, ya que, cuando nada, es como si convirtiera el agua en alas. Aun estando sumergido, es como si volara.

Durante mucho tiempo, quise contar su increíble historia, o al menos parte de ella, en una imagen única. En un intento por conseguirlo, utilicé una EOS 5D Mark IV de Canon con un objetivo Canon EF 16-35mm f/2.8L III USM y me anclé al fondo de una piscina de Liubliana, la capital de Eslovenia. Luego le pedí que nadara sobre mí.

En el mundo del deporte, donde a veces se celebra la destreza física y la búsqueda de la perfección por encima de todo, Darko nos recuerda que la fuerza física solo es una parte de lo que nos hace fuertes. A medida que se impulsa por el agua, cada brazada es un signo de su inquebrantable determinación por superar los obstáculos que le ha puesto la vida.

A menudo es como si nos definieran nuestras diferencias, pero esta imagen nos une en una humanidad compartida. Nos recuerda que, independientemente de nuestras circunstancias, todos podemos lograr cosas maravillosas y destacables.

El increíble viaje de Darko y sus numerosos éxitos sirven de recordatorio de que todos podemos cuestionarnos nuestras barreras, limitaciones y posibilidades.

Los emotivos tonos y la marcada paleta de grises hacen esta fotografía aún más dramática. Mientras que algunas motas de luz danzan por la superficie, lo que hace que la piscina parezca un salvaje océano con olas, las esquinas de la imagen tienen tan poca luz que son casi negras; parece que está nadando en la oscuridad.

Y, aunque se enfrente a retos o dificultades en tierra firme, en el agua cuenta una historia diferente. Como un pájaro en pleno vuelo o un tiburón en las oscuras profundidades, Darko demuestra un dominio natural de su entorno. Al ver la imagen, piensas: «Está en su salsa».

La imagen en blanco y negro forma parte de una serie de fotografías en las que capté a Darko en su elemento, que van desde retratos en un trampolín hasta tomas de acción en las que se impulsa por el agua a gran velocidad.

He hecho muchas fotos de innumerables sujetos a lo largo de mi carrera, pero esta es una de las que más me enorgullecen. No solo por la composición o el equilibrio entre luz y oscuridad, sino porque te hace pensar. Te hace plantearte preguntas complejas. Te hace mirar las cosas de otra forma.

Nos anima a replantearnos no solo nuestra visión del deporte, sino de lo que creemos que es posible. Nos dice que no aceptemos las convenciones, que miremos más allá de nuestras «limitaciones» y que sigamos adelante, como lo está haciendo Darko, y que intentemos hacer cosas que puedan parecer fuera de nuestro alcance.

Cuando miro esta foto, no veo una imagen de una persona con discapacidad en el agua. Veo a Darko por lo que es: un pionero, una persona que bate récords, un campeón.

Captar la fuerza, la determinación y la esencia de Darko no fue fácil. Necesité horas de planificación y numerosas tomas diferentes de él nadando. Pero al final sentí que había captado a Darko y su increíble historia. En parte fue gracias a cambiar mi enfoque y mi perspectiva, y a meterme en la piscina con él para ver lo que ve y sentir lo que siente.

En la imagen, estamos con él en la piscina, hombro con hombro, casi como otro nadador que compite contra él. Y, a medida que nos sumergimos en las profundidades de esta fotografía, reconocemos que no solo somos espectadores, sino participantes de su asombroso viaje. Nos recuerda que el espíritu humano no conoce límites y que, como Darko, también podemos abrir las alas y volar.

Esta fotografía resume la esencia de nuestra resiliencia, determinación e inflexible búsqueda de la excelencia. Narra al público una historia que va más allá de los límites del deporte y que habla de lo que somos como personas.

Espero que nos anime a todos a redefinir nuestra percepción de lo que es posible y nos sirva de testimonio permanente sobre lo que podemos lograr, sean cuales sean nuestras circunstancias.

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