Descubriendo la vida secreta de los dinosaurios

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Tomógrafo Aquilion ONE/PRISM Edition de Canon Medical. En la cama del tomógrafo hay cojines cubiertos de plástico, encima de los cuales se encuentran los huesos fosilizados de un dinosaurio.

Cuando pensamos en los dinosaurios, tendemos a inclinarnos más por lo fantástico que por lo práctico. ¿Y por qué no iba a ser así? Después de todo, no son pocas las películas que representan a estas bestias prehistóricas como depredadores enormes e invulnerables. Muchos eran así, por supuesto, pero como todos los animales, sufrían enfermedades y discapacidades, como cáncer, infecciones... y posiblemente incluso artritis.

Filippo Bertozzo es ahora paleontólogo en el Museo Belga de Ciencias Naturales de Bruselas, pero en 2021 estaba terminando su doctorado, durante el cual estudió las lesiones, patologías, tumores y enfermedades infecciosas de los dinosaurios, especialmente las de animales relacionados con los iguanodontes, grandes dinosaurios herbívoros que vivieron hace aproximadamente 125 millones de años. «Me fijé en un espécimen que presentaba una enfermedad en dos vértebras que podía resultar muy interesante», recuerda. «En lugar de estar separadas, como debería ser, las vértebras estaban encapsuladas en un sobrecrecimiento óseo». Fue un hallazgo fascinante, pero en ese momento era imposible investigar más sin desmontar todo el esqueleto.

En la actualidad, el Dr. Bertozzo (también conocido como @dino_Doctor en Instagram) supervisa la digitalización de la impresionante colección de dinosaurios del museo, que incluye el mismo iguanodonte que le dejó fascinado durante su doctorado. Se excavó junto a otros 29 especímenes de una mina de carbón en Bernissart, cerca de la frontera francesa, hace casi 150 años. Al principio, los mineros estaban muy entusiasmados con su descubrimiento, ya que creyeron erróneamente que se habían encontrado con un enorme filón de oro. Por desgracia para ellos (pero una gran noticia para nosotros), lo que pensaban que sería su fortuna era en realidad un mineral amarillo brillante llamado pirita (u «oro de los tontos»), que se había acumulado en el cuerpo de gusanos. Y estos gusanos en particular fueron fundamentales para la preservación de los fósiles de estos importantes dinosaurios.

Dos hombres con barba junto a un tomógrafo. Sostienen con cuidado un conjunto grande de huesos fosilizados, de color gris/negro y con un aspecto carbonizado.

Pascal Godefroit y Filippo Bertozzo levantan suavemente un iguanodonte sobre el tomógrafo Aquilion ONE/PRISM Edition.

El Dr. Bertozzo vio este trabajo como una oportunidad para obtener información única sobre el comportamiento y la salud de estos antiguos animales y comenzó a investigar una vez más el iguanodonte con las vértebras inusuales. Era uno de los especímenes más grandes, con una longitud de siete metros.

Gracias a una reunión con Anne Schulp, investigador del Centro de Biodiversidad Naturalis de Leiden y profesor de Paleontología de Vertebrados en la Universidad de Utrecht (Países Bajos), se pudo poner en contacto con John van Gulik, director de mercado clínico europeo de TC en Canon Medical Systems Europe. John estaba encantado de invitar al Dr. Bertozzo a la sede de Canon Medical para que pudiera echar un vistazo a los huesos del iguanodonte con el tomógrafo Aquilion ONE/PRISM Edition.

La exploración fue un gran éxito y confirmó las sospechas del Dr. Bertozzo: era espondiloartritis. «La mayoría de las veces, necesitamos tener una vista interna de la enfermedad. En el caso de los dinosaurios, normalmente solo tenemos huesos, no hay sangre ni genoma, y los tejidos blandos son extremadamente raros», explica. «Los huesos desde fuera no siempre te pueden decir cuál era la patología. A veces, con una vista interior con RM, TC u otro método de obtención de imágenes médicas, podemos conseguir nueva información, lo que amplía las posibilidades de que los paleontólogos entiendan qué le sucedió a un dinosaurio y hagan un diagnóstico más preciso».

Hombre sentado frente a un ordenador, haciendo gestos hacia la pantalla. Está acompañado por otros tres hombres, que también están mirando la pantalla y escuchando.

John van Gulik, de Canon Medical Systems Europe, muestra las imágenes de TC analizadas de las vértebras del iguanodonte al Dr. Bertozzo y al equipo.

Estos nuevos resultados también podrían ayudarnos a comprender mejor el estilo de vida de los dinosaurios. Tradicionalmente, esto ha sido difícil de conseguir porque, tal como explica el Dr. Bertozzo: «Solo teníamos fósiles y no se puede entender cómo vivían los dinosaurios solo con huesos. Pero ahora, gracias a la paleopatología [el estudio de las enfermedades y lesiones antiguas], estamos empezando a tener cada vez más datos que nos dan más pistas».

Por ejemplo, los investigadores han descubierto recientemente que los tricerátops, los famosos dinosaurios de tres cuernos, se enfrentaban entre sí de la misma manera que lo hacen hoy en día los rinocerontes. «Los patólogos encontraron fracturas y perforaciones en sus escudos, hechas por cuernos de otros especímenes». Asimismo, el Pachycephalosaurus, (un dinosaurio con una cabeza abovedada muy gruesa) participaba en combates cuerpo a cuerpo, al igual que los carneros, las ovejas u otros animales con cuernos o astas. Y los infames tiranosaurios se mordían unos a otros en la mandíbula inferior, posiblemente como ritual de apareamiento o incluso para marcar su territorio.

En el caso de los dinosaurios, solo tenemos huesos, no hay sangre, músculo ni genoma. A veces, con una vista interior con RM, TC u otro método de obtención de imágenes médicas, podemos conseguir nueva información».

Pero incluso con estos nuevos descubrimientos, los iguanodontes de Bernissart ocupan un lugar especial en la historia de la paleontología. «Antes de que se encontraran los dinosaurios de Bernissart, la gente no tenía una idea precisa de qué aspecto tenían los dinosaurios», explica el Dr. Bertozzo. Como tales, se considera que son de los primeros esqueletos de dinosaurio casi completos que se han descubierto, lo que contribuye significativamente a nuestra comprensión en ese momento, y sigue haciéndolo hoy en día. Cada descubrimiento en el campo de la paleopatología es una mirada fascinante al pasado y, como perfectamente lo resume el Dr. Bertozzo: «Una fotografía en la vida antigua de estos dinosaurios».

Filippo Bertozzo es un paleontólogo que trabaja actualmente en el Real Instituto Belga de Ciencias Naturales de Bruselas (RBINS, por sus siglas en inglés) como investigador posdoctoral en el proyecto BRAIN-BELSPO, con el objetivo de digitalizar el holotipo del Iguanodon bernissartensis y el esqueleto del Mantellisaurus atherfieldensis.

Este artículo se ha extraído del n.º 39 de la revista VISIONS de Canon Medical Systems Europe.

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