El embajador de Canon Chris Fallows ha pasado más de 30 años captando la fauna salvaje y la naturaleza en todo el mundo. Las décadas que ha pasado buscando estas impactantes fotos le han convertido en un fotógrafo consagrado y respetado, pero también le han abierto los ojos a los grandes peligros a los que están expuestos cada vez más estas especies.
Hasta donde puedo recordar, siempre me ha apasionado la naturaleza y la fauna salvaje.
Tuve la suerte de que mis padres me llevaran a algunas de las reservas naturales más grandes del sur de África, donde desarrollé un amor por los animales que me ha durado toda la vida.
Los recuerdos de nuestros safaris me han acompañado en todos mis viajes por el mundo. Mi padre, en particular, era un aficionado a la fotografía de naturaleza. Sin duda, su pasión por la fotografía despertó la mía y me llevó, desde que era muy joven, a dominar una habilidad que me ha servido hasta hoy: sentarme extremadamente quieto en un coche cuando hay un animal a la vista.
A lo largo de los años, el mismo interés en captar la naturaleza se ha convertido en algo fundamental en mi vida y mi carrera. Mi curiosidad por ello creció enormemente con el tiempo hasta que, en 2001, conseguí ahorrar y comprarme una cámara Canon con un objetivo que iba de 70 mm a 200 mm y que llevaba conmigo a todas partes.
De hecho, fue con la misma cámara con la que empecé a fotografiar a los tiburones en Seal Island, en Sudáfrica. Nunca esperé tener la suerte de descubrir lo que pronto se convirtió en un fenómeno famoso en todo el mundo: el gran tiburón blanco saltando.
Pero además de verlos, también pudo fotografiarlos. Y en 2001, la imagen del tiburón blanco que veis debajo se hizo viral. El mundo quedó fascinado y me puso en el camino para consagrarme como fotógrafo profesional, viajar y ver la naturaleza en todo el mundo.
Recuerdo el día increíblemente bien. Tomé la fotografía en película y llevé el carrete al laboratorio esperando haber captado algo especial. En la actualidad, es diferente: puedes mirar la parte posterior de la cámara directamente, así que siempre sabes el tipo de imagen que obtendrás. Pero entonces, pasé un agonizante fin de semana esperando y rezando porque hubiera un tiburón.
Cuando entré en el laboratorio al lunes siguiente, todos estaban aplaudiendo y supe que había conseguido algo bueno. Este comportamiento, cuando el tiburón salta, se produce en menos de un segundo. Fue un hito increíble para mí, en mi carrera, pero también si pienso en lo impactante que fue tener a este enorme tiburón saltando hacia mí de esa forma.
Estoy increíblemente agradecido de haber podido vivir ese momento.
Me encantan todas las formas de la naturaleza, pero me atraen en particular los depredadores y los animales icónicos. Mi sensación es que si no podemos cuidar de ellos, ¿qué posibilidad tienen los más pequeños?»
Es una adicción natural y es increíblemente gratificante. He pasado muchísimo tiempo conociendo a mis sujetos. Aprendes a leer su lenguaje corporal y a sentirte cómodo cuando estás muy cerca de ellos. Empiezan a tolerarte en su espacio, lo que es muy reconfortante, especialmente cuando tomas una imagen que les hace justicia.
Nunca pierdo de vista el hecho de que muchos de estos animales son peligrosos y tengo un sano respeto por ellos. Pero no les tengo miedo. Durante muchos años, he aprendido que no están ahí para matarme, solo quieren hacer lo que hacen naturalmente. Por eso, siempre que sea respetuoso, a menudo puedo acercarme mucho a ellos y ser parte de su mundo.
Una vida pasada cerca de estos y muchos otros animales ha afectado profundamente a mi visión del mundo, mi carrera y el legado que debo dejar.
Por eso, junto con mi esposa, estamos trabajando para asegurarnos de devolver a la Tierra más de lo que tomamos de ella. Usamos las ventas de nuestras mejores obras de arte para comprar grandes extensiones de tierra en el sur de África para su rehabilitación y repoblación, y luego las convertimos en áreas de conservación para estos animales.
Mi última colección tiene como objetivo concienciar sobre la urgencia de este tema. Se llama «The 11th Hour» e incluye doce de mis obras más conocidas de los últimos 30 años. Cada una de las obras representa las horas de un reloj. Once son en blanco y negro y la imagen final es en color, lo que representa la esperanza. La última hora es para salvar lo que queda.
Descubre más sobre la fotografía de Chris en nuestro perfil de embajador de Canon. Sigue sus viajes e historias fotografiando la naturaleza por todo el mundo en Instagram.
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