«Ha sido un año interesante», dice Sam Powers, haciendo eco de la opinión generalizada. Pero para Sam, «un año interesante» implica trabajar con jóvenes en algunos de los lugares más difíciles del mundo. Él y su hermano abrieron el primer laboratorio de medios de Lens on Life en 2018, donde enseñaban fotografía e informática a jóvenes en Goma, una región de la República Democrática del Congo devastada por el conflicto.
Desde entonces, han ampliado considerablemente el alcance de Lens on Life, y la organización colabora con el Young People Programme de Canon (CYPP) en Camerún y en campos de refugiados en Irak y Jordania, así como a través de su iniciativa actual en Goma. Esto, por supuesto, significa que tanto ellos como sus equipos locales están comprometidos al máximo con ayudar a sus estudiantes pase lo que pase.
«En todos los lugares donde trabajamos, no podemos anticipar cómo será el mes siguiente», explica Sam. «No somos capaces de entrar en una dinámica en la que decidamos abandonar una operación y pasar a la siguiente». En un mundo caótico, es comprensible que muchas ONG deban moverse continuamente hacia donde son más necesitadas, pero Sam afirma que, para Lens on Life, «esa no es la misión que hemos desarrollado».
Cita como ejemplo el campamento de refugiados de Zaatari en Jordania. «Fue el foco de atención durante mucho tiempo, pero recientemente ha desaparecido de la narrativa global. Hay 80 000 sirios en el campamento y, cada vez que regresamos, vemos menos y menos ONG, porque tienen que ir a Ucrania, a Sudán… Creo que, al final, tenemos que seguir haciendo lo que estamos haciendo, porque otros se están yendo».
Crear sensación de rutina para sus estudiantes es clave, dado que gran parte de sus vidas está marcada por la inestabilidad y la volatilidad. En Goma, por ejemplo, la escuela de Lens on Life está sometida constantemente a todo tipo de amenazas: fallos de electricidad, conflictos armados... Incluso, por sorprendente que parezca, flujos de lava de volcanes activos cercanos. «En cualquier momento, podríamos tener que cerrar durante un par de meses», explica Sam. «Y agradecemos a Canon que haya estado con nosotros durante todo este proceso. Enfrentarnos a estos problemas juntos ha sido muy importante en nuestra relación con CYPP. Nos ha demostrado lo similares que son nuestros enfoques y que ambos estamos comprometidos con el crecimiento a largo plazo».
Sin duda, este crecimiento llevará a Lens on Life a expandir su programa a más países, pero, incluso a la escala a la que operan actualmente, con más de 100 estudiantes asistiendo a cursos de seis meses, cada relación con cada joven fotógrafo resulta profundamente personal para los hermanos. Los éxitos suponen triunfos frente a una adversidad increíble, y ¿cómo no iban a serlo, sabiendo lo mucho que tienen en contra sus estudiantes?
«Hay tantas historias... Es difícil», dice Sam. Para ser un hombre extraordinariamente elocuente, le cuesta encontrar las palabras al tratar este tema. «Es indescriptible. Creo que para alguien que no ha pasado tiempo en estas regiones es difícil de entender. Escapar del conflicto a pie, historias de violencia doméstica, encarcelamiento, abuso, guerra...»
«Cada vez que vuelvo a cualquiera de estos lugares, ha habido alguna pérdida, una nueva tragedia, un nuevo trauma. Reafirma la necesidad de que nos quedemos y sigamos intentando integrar a nuestros estudiantes en partes del mundo que puedan ofrecerles oportunidades».
Uno de esos triunfos es un estudiante de Yaundé, Camerún. La violencia y el desplazamiento allí pasan en su mayoría desapercibidos por los medios de comunicación, pero las atrocidades son muy reales. Este joven perdió a toda su familia a causa de la violencia rebelde y huyó a pie entre matorrales para sobrevivir. «Se dijo a sí mismo que estaba completamente perdido», recuerda Sam, «pero encontró su camino hasta Lens on Life, aprendió francés y obtuvo una beca para una universidad local. Ahora es profesor de Lens on Life en Camerún».
Cada vez que vuelvo a cualquiera de estos lugares, ha habido alguna pérdida, una nueva tragedia, un nuevo trauma. Reafirma la necesidad de que nos quedemos…»
Otro exalumno es ahora un corresponsal galardonado. Otros han encontrado trabajo en ONG para documentar su trabajo y compartirlo con el mundo. Y, aunque el objetivo principal es abrir puertas a estos jóvenes creativos, Sam también ve Lens on Life como un medio para que sus fotógrafos graduados empiecen a contar la historia de lo que sucede a su alrededor desde su punto de vista. Están demasiado acostumbrados a ver cómo periodistas visitantes fotografían un mundo que ellos conocen mejor que nadie. Ahora pueden presentar su propia perspectiva. «Ahora nuestros estudiantes han empezado a cobrar», subraya. «Tienen una forma de ganarse la vida. Y es muy importante ver estos resultados tangibles».
Con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas como guía, cada estudiante que participa en el Young People Programme de Canon con Lens on Life puede relacionar las dificultades a las que se enfrenta a diario con asuntos de relevancia global. Sam ha visto cómo estos problemas moldean directamente el tipo de fotógrafos en que se convierte sus estudiantes, y esto resulta profundamente inspirador tanto para profesores como alumnos. «Lens on Life soy yo, es Jack y es la comunidad que hemos construido», dice. «Contar con el Young People Programme de Canon como socio aporta un nivel de conectividad y relevancia global que respalda la capacidad de nuestros estudiantes para entrar en el mercado laboral internacional. En última instancia, ha enriquecido nuestra capacidad para marcar la diferencia».
Conoce a fondo Lens on Life y el Young People Programme de Canon.
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