Todo el mundo conoce las siglas STEAM (CTIM): Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. Las consideramos habilidades necesarias para un mundo cambiante, totalmente digitalizado y en constante innovación, pero, de un tiempo a esta parte, existe la tendencia de separar estos temas de otras áreas que también son parte crucial de la experiencia humana. Las artes creativas se habían considerado en gran medida ajenas al mundo comercial, mientras que las cualificaciones en CTIM se valoraban enormemente.
Sin embargo, los líderes empresariales reconocen que la eficacia requiere algo más que habilidades técnicas y que el pensamiento crítico y la creatividad son necesarios para el éxito. Parece que el mundo está listo para un conjunto de habilidades más completo, y añadir «Artes» al acrónimo es el punto de partida claro. Después de todo, la educación creativa aporta algo más que expresión personal. Refuerza el compromiso con el aprendizaje, la comunicación, la resolución de problemas, la observación y la toma de riesgos.
Sin embargo, si bien las organizaciones se muestran receptivas a este cambio de paradigma, la falta de inercia es preocupante, pues cada sistema educativo avanza a su propio ritmo. Esta brecha ha obligado a muchas empresas, incluida Canon, a dar ejemplo con sus propios programas. Los enfoques difieren, pero todos buscan exponer a profesores y alumnos por igual a experiencias creativas inclusivas.
Inspirando a los educadores
Canon Medical Research Europe (CMRE) crea software de imágenes médicas que, en pocas palabras, salva vidas. Desde su central de Edimburgo, los profesionales de STEAM trabajan en inteligencia artificial, investigación clínica y desarrollo de productos. No obstante, como científico jefe de investigación de IA, el Dr. Keith Goatman subraya que «la creatividad es la clave». Es por ello que él y sus homólogos abren regularmente sus puertas a los educadores para que compartan sus experiencias y aprendan sobre los retos de atraer a los jóvenes hacia carreras atractivas y significativas. Los profesores visitantes también acuden a hospitales asociados donde el trabajo de CMRE se refleja en la vida real, incluyendo habilidades más allá de lo técnico. Esto presenta a los profesores rutas del aula a una carrera que quizá nunca habrían podido plantearse.
De todos modos, como señala Keith, «la elección es para siempre, no solo para el aula», y tener una educación que incluya tanto habilidades sociales como técnicas nos permite lidiar con el cambio, algo clave en un mundo frenético. «La gente puede cambiar de rumbo en cualquier etapa de su carrera; de hecho, en este sector, cambiar de rumbo es muy natural», asegura. «Sin embargo, amar lo que se está aprendiendo, descubrir cómo gestionar el conocimiento y aplicar un pensamiento analítico son fundamentales». Cree firmemente en la eliminación de los silos educativos para que organizaciones como CMRE puedan beneficiarse de talentos con un conjunto combinado de habilidades en constante desarrollo.
Heather MacCrae, directora ejecutiva de la Ideas Foundation, también defiende la necesidad de que los educadores estén más en sintonía con la industria. En su trabajo con Canon y otras marcas globales, los estudiantes reciben desafiantes encargos creativos del mundo real que simulan una experiencia clásica de agencia de publicidad. Afirma que los empleadores están cambiando ante sus ojos, valorando las habilidades sociales que se adquieren de la exposición a la resolución de problemas creativa. «Son [las habilidades creativas] un facilitador. Las habilidades técnicas son importantes, pero si no sabes escuchar, leer, interpretar y generar ideas, no llegarás a lo más alto en tu campo».
Inspirar a los estudiantes
El Young People Programme de Canon aborda precisamente esto, ofreciendo formación en herramientas técnicas especializadas en un entorno que requiere colaboración, pensamiento crítico, generación de ideas y resolución de problemas, y los resultados pueden ser bastante sorprendentes. Demuestra que las habilidades académicas y técnicas solo pueden mejorar mediante un enfoque más combinado.
«Parte del contenido es aburrido, no hay manera de evitarlo», comenta Heather. «La redacción académica, por ejemplo, es muy diferente a la que se necesita ahora en la vida diaria. Es una habilidad que hay que tener en cuenta. ¿Cómo expresas lo que quieres decir para diferentes públicos?».
La incorporación de las artes y las humanidades a la enseñanza crea un terreno fértil para el aprendizaje y la apertura a nuevos enfoques en el aula y más allá. Y, para futuras remesas de talentos, esto es esencial en los primeros años formativos, incluso antes de que los niños empiecen a pensar en el futuro.
Transformación educativa
Aunque centrarse solo en STEM fue necesario antaño, hoy en día conduce a un frustrante pensamiento grupal. Recientemente, sin embargo, Heather ha visto cómo las instituciones se han dado cuenta de que, en la práctica, cuando las personas con ideas afines trabajan juntas, su creatividad colectiva se ve reducida. «La innovación real proviene de la diversidad de pensamiento», dice. Pero el cambio debe comenzar temprano, con los alumnos más jóvenes que podrían creer que el arte y las matemáticas, por ejemplo, no casan, cosa que limitaría inmediatamente su potencial si exhiben talento en ambos.
También tenemos asumido que la capacidad de aprender es tan necesaria como las cualificaciones y que el «aprendizaje continuo» ocupa un lugar destacado en la lista de habilidades sociales deseables. En una era en que la velocidad de los avances tecnológicos es impresionante y se crean nuevos puestos de trabajo al mismo ritmo al que otros se vuelven obsoletos, es más probable que las trayectorias profesionales futuras sigan un «terreno accidentado» que una «senda».
Una generación de emprendedores inspiradores
Mientras la educación trata de ponerse al día y las organizaciones adoptan un enfoque proactivo, los propios alumnos están en medio. Sin información actualizada en el aula, los estudiantes frustrados están buscando su propia forma de aprender. Las generaciones Z y Alfa son autodidactas increíblemente capaces, con todo lo que necesitan para aprender al alcance de la mano, ya sea desarrollo de apps, cinematografía o albañilería. «Hay una verdadera sensación de posibilidad y riesgo, mientras que el perfeccionismo es algo más propio de generaciones anteriores», observa Heather. «De nuevo, es por eso que tratamos de mezclar edades y perspectivas en nuestros talleres: para modelar el aprendizaje de los demás».
Sin duda, esto pone en tela de juicio cómo será la educación en el futuro. ¿Deberíamos esperar que se reconduzca el camino tradicional hacia la graduación y que las instituciones, los individuos y las organizaciones colaboren para crear una experiencia de aprendizaje para toda la vida? Desde luego, parece el deseo de modernización existe, pero, hasta entonces, reconocer y nutrir el STEAM supone un paso adelante en la consecución de un futuro innovador sin límites.
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