EXPOSICIÓN WORLD UNSEEN (MUNDO INVISIBLE)
«RHINO WARS» DE BRENT STIRTON
La conmovedora imagen del último rinoceronte blanco macho del norte del fotoperiodista sudafricano Brent Stirton.
EXPOSICIÓN WORLD UNSEEN (MUNDO INVISIBLE)
La conmovedora imagen del último rinoceronte blanco macho del norte del fotoperiodista sudafricano Brent Stirton.
Escucha a Brent Stirton describir su fotografía
Un magnífico rinoceronte blanco del norte domina la escena. En el centro de la fotografía, su enorme cabeza, con un pequeño bulto en vez de un cuerno, aparece inclinada hacia abajo y hacia la izquierda. Sus patas delanteras están plantadas en la abrasada hierba de la sabana de Kenia. A su derecha, se agacha un hombre con uniforme militar. El hombre sostiene contra el pecho el cañón negro mate de un fusil de asalto, con la mano izquierda. Con la derecha, rasca el pecho del rinoceronte entre sus patas delanteras.
Aparecen otros dos hombres con uniforme (uno a la izquierda, delante de la cabeza del rinoceronte y otro a la derecha), cada uno con su fusil y mirando a lo lejos. Sobre ellos, el cielo es azul y claro, con algunas nubes blancas.
En la escena aparece una sabana bañada con tonos dorados que crean un cálido resplandor etéreo. El rinoceronte es un símbolo de resiliencia y gracia primitivas. Su enorme silueta, cubierta por una piel que parece armadura, emana un aura de una dignidad inquebrantable. Sus ojos son lagunas de profunda oscuridad en su rostro curtido, en el que se refleja el implacable paso del tiempo.
Los guardas lo rodean formando un escudo humano contra los cazadores furtivos, una metáfora de la mejor intervención humana en la naturaleza».
Sudán, un animal tan épico como para llamarse como un país, es el último macho de rinoceronte blanco del norte de la Tierra. Los hombres a su alrededor son guardas de conservación, héroes anónimos de la sabana que lo protegen.
Los guardas lo rodean formando un escudo humano contra los cazadores furtivos, una metáfora de la mejor intervención humana en la naturaleza. Sus uniformes se mimetizan a la perfección con el tapiz verde de la sabana; exudan una tranquila determinación.
Su presencia no es de dominación, sino de protección: un compromiso palpable que reconoce al rinoceronte blanco del norte como el emblema más frágil de la reducción de la biodiversidad de nuestro planeta en las últimas.
En el corazón de la naturaleza africana, los límites entre el hombre y la naturaleza suelen representar una convivencia incómoda, pero esta foto narra otra historia: una historia de devoción, determinación y la fragilidad de las criaturas más majestuosas del planeta. Narra una fascinante historia de resiliencia, esperanza y tragedia.
Ninguno de estos hombres tiene título universitario, no son científicos y la palabra «profesor» no precede a sus nombres. Sin embargo, el tiempo que han pasado con Sudán les ha convertido en expertos sobre él. De hecho, de ese tiempo ha aflorado una buena relación. Saber que el rinoceronte blanco del norte está probablemente condenado, añade aún más seriedad a su labor como protectores. Hay cierto nivel de angustia en su compromiso de proteger al último ejemplar de algo tan grandioso.
El rinoceronte es una criatura ancestral cuyo linaje evolutivo se remonta mucho tiempo atrás y lleva en su interior siglos de reserva genética. Es el último de su especie y el testimonio vivo de épocas pasadas; un símbolo del profundo daño que provoca la indiferencia humana al mundo natural. Cuando ves al guarda jefe rascar con cuidado el pecho del gigante, comprendes el entendimiento y el respeto que hay.
Brent Stirton hizo esta potente fotografía de Sudán con la cámara Canon EOS 5D Mark II, mientras estaba en Ol Pejeta Conservancy, Kenia.
Mientras los guardas se mantienen en una vigilia silenciosa, hay respeto, una relación entre los hombres y el animal, un reconocimiento de la profunda conexión que es posible entre humanos y el mundo natural. La actitud de los guardas manifiesta la obligación moral de la humanidad de proteger la fragilidad de la vida de este planeta.
Al mismo tiempo, la creencia errónea de la humanidad en las propiedades curativas del cuerno de rinoceronte ha llevado a estas magníficas criaturas al borde de la extinción. La humanidad puede ser tan ignorante y egoísta... Mientras tanto, nuestro legado para las futuras generaciones pende de un hilo.
El atractivo emocional se ve incrementado por la ilusión de atemporalidad que puede producir la imagen: un momento inmortalizado para la eternidad. Aun así, a la criatura que representa se le acaba el tiempo, una existencia al final de innumerables vidas de los rinocerontes blancos del norte que han vagado por la Tierra. Sudán es el último macho y, una vez que abandone este mundo, solo quedarán esta foto y las muchas otras que se le han hecho.
Es una escena recurrente durante milenios, el auge y caída de las especies, y el planeta es testigo de la inexorable marcha de una evolución a veces imperfecta.
La humanidad puede ser tan ignorante y egoísta... Nuestro legado para las futuras generaciones pende de un hilo».
Puede que la fuerza de esta imagen radique en su capacidad de llevar a la reflexión y la introspección. Atestigua la frágil belleza del mundo natural y nuestro deber moral de protegerlo. Es una invitación a reflexionar sobre la profunda interacción entre humanidad y naturaleza, y las decisiones que tomamos como guardianes de este frágil planeta.
En su silenciosa elocuencia, nos implora que dejemos a un lado nuestros instintos más básicos y aceptemos la responsabilidad que requiere nuestra coexistencia. Exige que nos comprometamos con las complejidades de la conservación, que no seamos observadores pasivos, sino participantes activos en la lucha global por la conservación. Pedimos a estos africanos que protejan el patrimonio global, pero ¿qué ofrecemos en este proceso?
A Sudán se le practicó finalmente la eutanasia el 19 de marzo de 2018. Este venerable ejemplar de su especie sucumbió a los cambios degenerativos de sus músculos y huesos hasta que ya no podía tenerse en pie. Los veterinarios especializados del Ol Pejeta Conservancy de Kenia fueron los encargados de acabar con su sufrimiento.
Durante gran parte de su vida, estuvo rodeado de personas que se preocuparon mucho por su bienestar. A cambio, él fue bueno y delicado con ellas. Estoy seguro de que, si hubiera tenido algún sueño, sería que la humanidad lo recordara como un símbolo de los más necesitados, y de lo que es posible entre el hombre y el animal si tan solo nos viéramos como iguales en este frágil planeta.
Hoy en día, existe un programa que explora la posibilidad de restaurar la subespecie con muestras de semen y óvulos, y ya existen 29 embriones de rinocerontes blancos del norte. Si esta es una forma de volver atrás en el tiempo, podría ser revolucionario, pero no podemos permitir que los avances científicos nos hagan bajar la guardia ante todas las especies que siguen existiendo en la naturaleza. La naturaleza merece nuestro apoyo y nuestra protección. A cambio, nos cuidará.
Descubre más información sobre el embajador de Canon Brent Stirton
Para hacer posible la experiencia de la exposición World Unseen (Mundo invisible), imprimimos versiones en braille y en relieve de imágenes emblemáticas con el software Canon PRISMAelevate XL y la serie de impresoras Arizona.
Descubre a continuación más información sobre estos innovadores productos:
La agridulce imagen de Muhammed Muheisen de niños jugando en un campo de refugiados.
Marc Aspland recoge el momento preciso en el que Chloe Kelly cambió el deporte para siempre.
Una instantánea única de un fotógrafo de renombre mundial sobre la vida en el Amazonas.
Ulla Lohmann documenta la indiferencia de un joven ante un volcán en erupción en Matupit (Papúa Nueva Guinea).