‘Prayer to the Yanomami Goddess’ by Sebastião Salgado photograph

EXPOSICIÓN WORLD UNSEEN (MUNDO INVISIBLE)

«Prayer to the Yanomami Goddess» (Oración a la diosa Yanomami), de Sebastião Salgado

Sebastião Salgado asciende al punto más alto de Brasil, en el corazón de la Amazonia.

World Unseen (Mundo Invisible) está mejorando la forma en que las personas experimentan la fotografía, incluidas las personas con discapacidad visual. Aquí encontrarás la increíble fotografía de Sebastião Salgado realizada en el corazón de la densa Amazonia. Escucha la descripción de audio o léela más adelante.

Escucha la descripción en audio de la fotografía de Sebastião

‘Prayer to the Yanomami Goddess’ by Sebastião Salgado photograph

En el centro de esta fotografía en blanco y negro, vemos a un hombre, desde los muslos hacia arriba, de pie con los brazos en alto y las palmas hacia delante. Tiene la boca abierta, como si estuviera cantando o tatareando. Está descalzo, pero lleva un sombrero hecho de plumas, y tiene pintura de color oscuro en la frente y en las mejillas. La pintura baja por su torso, deteniéndose cerca del ombligo. Tiene un collar colgando del pecho.

Detrás del hombre, podemos ver aguas poco profundas fluyendo sobre rocas, y exuberantes ramas de árboles que se arquean sobre ellas. En el fondo, hay otros dos hombres, uno de ellos sentado en una roca cubierta de musgo a la izquierda de la imagen, sosteniendo dos largas lanzas. El otro está en la parte superior, en el centro de la imagen, agachado en un montículo. En el aire flota una densa niebla.

El chamán de la foto, Koparihewë, se dirige a la gran diosa Yanomami. Le pide que detenga las lluvias para que podamos subir».

Desliza para ver una simulación del glaucoma temprano

Fotografía original

Me llamo Sebastião Salgado, un fotógrafo brasileño. Esta foto la hice cuando subí la montaña más alta del país, Pico da Neblina, en el corazón de la región de la Amazonia. Estamos acostumbrados a ver fotos de la Amazonia como una vasta llanura con ríos sinuosos.

Sin embargo, poco se sabe acerca de la vida en estas montañas, porque su acceso es muy complicado. Todas las montañas más grandes de Brasil están en la Amazonia, y la densidad de la vegetación nos indica que aún tenemos mucho que aprender sobre ellas. Escalé esta montaña con un grupo de 22 indígenas, dos de los cuales eran grandes chamanes; uno es el hombre de esta imagen.

La subida fue difícil y el terreno resbalaba. Este pico se llama «niebla» porque está cubierto de humedad y mucha lluvia. Cuando alcanzamos una altitud de 2100 metros, montamos el campamento y terminamos el ascenso a 3107 metros.

El chamán de la foto, Koparihewë (su nombre significa «jefe de canción» o «voz de la naturaleza»), se dirige a la gran diosa Yanomami que habita en lo alto de las montañas durante la escalada. Esta diosa controla todas las lluvias y tormentas de la Amazonia, y el chamán le pide que detenga las lluvias para que podamos hacer el ascenso más fácilmente. Al final, conseguimos subir bastante bien.

No intento enviar mensajes a través de mi trabajo porque dejo que hable por sí mismo. Pero sí espero que inspire a la gente a mirar las fotografías que he realizado en esta región con amor y respeto por este bosque y sus habitantes.

El Amazonas es una de las regiones más protegidas del planeta, junto con la Antártida, y debemos seguir protegiendo este espacio en todos los sentidos, porque de lo contrario será catastrófico, no solo para los que están cerca del río y sus bosques, sino para todos nosotros.

Detrás de la foto
Sebastião Salgado realizó esta impresionante fotografía mientras estaba en la región de la Amazonia con la EOS-1D X de Canon.

DETRÁS DE LA FOTO

Sebastião Salgado realizó esta impresionante fotografía mientras estaba en la región de la Amazonia con la EOS-1D X de Canon.

La Amazonia posee la mayor concentración de biodiversidad y agua del mundo. Si la destruimos, se devolvería tal cantidad de carbono a la atmósfera que sería el fin del planeta. Nos llevaría del paraíso que la Amazonia representa directamente al infierno.

Con esta fotografía y otras que he tomado allí, intenté despertar preocupación y respeto para ayudar a proteger este ecosistema.

Para hacer esta fotografía, utilicé una cámara que ayudé a Canon a desarrollar: la EOS-1D X. Para mí es la cámara perfecta. Es extremadamente sólida, de increíble calidad y robustez, lo que te ofrece una amplia gama de condiciones de trabajo, incluidas las inhóspitas montañas de la Amazonia.

Hago mis fotografías contando historias. Esta imagen forma parte de una historia que me llevó casi nueve años. Hice 58 informes y viajes a la Amazonia, para conseguir una sola historia.

La colección Amazonia consta de algo más de 200 fotografías. Si multiplicas ese número por el tiempo que he invertido en hacer cada una de esas fotos, que es 1/250 segundos, todo el informe representa un segundo de fotografía. Un segundo que tardó nueve años en gestarse.

A veces, la gente me define como artista, pero no lo soy. Soy fotógrafo, algo completamente diferente. La fotografía es un lenguaje universal. Las fotografías que realicé en la Amazonia se pueden entender en China, Francia y Japón, sin traducción. Es una forma visceral y directa de comunicación. Para fotografiar, hay que profundizar, con una gran concentración y densidad, en el fenómeno que está ocurriendo delante de ti. Porque una fotografía sola es capaz de contar toda la historia.

Hoy en día, las imágenes se han convertido en un medio de comunicación alejado de la fotografía. Las imágenes que se sacan con los móviles no son fotografías, sino un lenguaje que utilizamos para comunicarnos.

La verdadera fotografía tiene el poder de transmitir todo lo que viene con el legado del fotógrafo ―estético, cultural, ideológico y antropológico―, y ese momento es el que representa la realidad. Es el espejo de la sociedad, un marco representativo de ese momento histórico. Tiene ese increíble poder de inspirar y transformar.

Con esta fotografía y otras que realicé en el Amazonas, mi objetivo fue despertar preocupación y respeto para ayudar a proteger este ecosistema».

Ahora tengo 80 años y empecé a hacer fotografías a los 26 años. Mi trabajo como fotógrafo consiste en acumular las experiencias que he tenido a lo largo de mi vida.

No obstante, en un punto de mi carrera me centré en la ecología.

Heredé la granja de mis padres en el valle del Río Doce, que mi esposa Lélia y yo convertimos en un parque nacional con el objetivo de reforestar una región. Hasta la fecha, hemos plantado más de tres millones de árboles en este terreno, que ha vuelto a florecer, convirtiéndose otra vez en un gran bosque.

Puede que haya sido el fotógrafo que más haya trabajado en la historia de la fotografía. Pero lo más importante que he hecho en mi vida posiblemente no tenga nada que ver con la fotografía. Ha sido plantar todos esos árboles.

He tenido una vida increíble y la fotografía me ha dado mucho. Me ha permitido visitar más de 130 países para dar testimonio del planeta que todos compartimos.

Vine de la tierra, y hoy vuelvo a la tierra. Mi vida es una especie de ciclo que estoy cerrando ahora.

Más información sobre Sebastião Salgado

IMPRIMIENDO UN MUNDO INVISIBLE
Para hacer posible la experiencia de la exposición World Unseen (Mundo invisible), imprimimos versiones en braille y en relieve de imágenes emblemáticas con el software Canon PRISMAelevate XL y la serie de impresoras Arizona.

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