Además de las entrevistas en sí, se grabó metraje adicional sobre el terreno para aportar contexto, ya fuera en casa de la entrevistada, en su lugar de trabajo o en algún otro sitio de importancia para ella. Los equipos tenían instrucciones de grabar en exteriores, a ser posible con la luz natural e idealmente a primera hora de la mañana o por la tarde, y no a plena luz del día. Se les pidió que grabaran una toma de presentación de un minuto donde se mostrara al sujeto realizando alguna acción antes de pararse y dirigir la mirada a cámara.
Por ejemplo, el documento de protocolo sugería «una mujer trabajando el campo» recogiendo verduras antes de incorporarse y girarse hacia la cámara. Una bailarina podría dar unos pasos de baile para luego quedarse quieta y mirar a cámara. En la edición, esta toma iría seguida de una transición y luego la entrevista en sí, que siempre se rodaba de frente.
El equipo también recibió el encargo de grabar algo de metraje en timelapse de los preparativos del rodaje: la entrevistadora conociendo al sujeto, la preparación del sujeto, gente yendo y viniendo, y la actividad entre bastidores. La finalidad era tener estas imágenes disponibles durante la edición para mostrar la diversidad de localizaciones y encuentros, con la vida cotidiana desarrollándose de fondo mientras se hacía la entrevista.
Este metraje contextual y de localización se ha rodado en todo tipo de condiciones de iluminación, con una amplia gama de cámaras (más habitualmente una EOS C300 Mark II o una EOS 5D Mark IV de Canon), a veces incluso con drones. «Estamos rodando tantas situaciones diferentes que hemos tenido que adaptar la elección de cámara a cada sesión», observa Thomas sobre lo que para él supuso «¡un reto de posproducción considerable!». El único requisito común era grabar con una relación de 1,89 y una resolución mínima de 4K.