Todos los días, Thorsten se pasaba la mañana navegando por el vasto sistema fluvial en busca de grandes felinos que merodearan por las someras orillas de los ríos al mediodía, momento en el que sus potenciales presas, como el carpincho o el caimán, reposan a bochornosas temperaturas. «No es la luz ideal para los fotógrafos, puesto que el sol se encuentra directamente sobre tu cabeza», explica. «Por no hablar del calor que hace; la cámara abrasa si no la proteges».
Durante estas horas de sol cegador, puede resultar difícil ver claramente la pantalla de la cámara. Por eso, Thorsten necesita que sus cámaras cuenten con un visor inmersivo y eficaz que aísle bien las fuentes de luz externas. «Las cámaras de la serie EOS-1D X incorporan algunos de los mejores visores del mercado», comenta. «Te permiten ver exactamente lo que quieres capturar».
Además de las abrasadoras temperaturas, que llegan a alcanzar los 40 °C, la elevada humedad y las tormentas tropicales, trabajar en el Pantanal también hace que te enfrentes a retos inusuales, sobre todo al fotografiar nutrias gigantes. Son criaturas que se mueven a gran velocidad bajo el agua y son expertas en zafarse del objetivo.
«Es mucho más fácil sorprenderlas si sales del bote para estar a la altura justa de sus ojos en el agua», explica Thorsten, que se sumergía con frecuencia en las turbias aguas del pantano. «Necesitas una cámara muy resistente, capaz de aguantar condiciones adversas. Pero tienes que tener cuidado con las pirañas porque, si tienes alguna herida, acudirán a ti. A veces te inspeccionan el cuerpo; ¡pero afortunadamente parece que yo no les resulto muy apetitoso!»