A medida que los medios impresos disminuyen, ¿qué le depara el futuro al fotoperiodismo? ¿Se le augura un mañana gris? ¿O tendrán los fotógrafos la oportunidad de asumir el control de su propio destino? Lars Boering, director ejecutivo de World Press Photo (WPPh) y Stephen Mayes, antiguo director ejecutivo de la agencia de fotografía VII y director ejecutivo de Tim Hetherington Trust, comparten su opinión con nosotros.
Desde principios del siglo XX, el fotoperiodismo ha sido una pieza clave para nuestra comprensión de lo que realmente ocurre en el mundo. Las imágenes de los fotógrafos han despertado nuestra conciencia sobre asuntos importantes, desvelado verdades alarmantes e impulsado a la gente, e incluso a los gobiernos, a tomar medidas.
Stephen Mayes considera que el fotoperiodismo también tiene un papel importante que desempeñar en el nuevo mundo mediático. «Creo que corren muy buenos tiempos para el fotoperiodismo, al igual que para el vídeo y el audio», afirma. «Lo que preocupa a la gente es que no es una época igual de buena para ganarse la vida como fotoperiodista. Todavía no hemos desarrollado un modelo de negocio adecuado para esta nueva etapa».
Todavía no hemos desarrollado un modelo de negocio adecuado para esta nueva etapa.
El fotoperiodismo efectivo se basa en la captura de imágenes llamativas que representan una historia más amplia y que a menudo exigen valor frente al peligro. Hay ejemplos a lo largo de toda la historia de la fotografía: las imágenes de Dorothea Lange tras la Crisis del 29 en los Estados Unidos, las tomas viscerales de Robert Capa durante los desembarcos del Día D en la Segunda Guerra Mundial, el reportaje de sir Don McCullin sobre el frente en la Guerra de Vietnam o las provocadoras imágenes de Sebastião Salgado de los mineros de oro en los años 80. Sin lugar a dudas, el fotoperiodismo ha producido algunas de las imágenes más poderosas y memorables de la historia de la fotografía.
En los últimos años, las imágenes destacadas publicadas en un gran número de medios informativos y su tremendo impacto sobre el mundo no han hecho sino demostrar el inagotable potencial de la fotografía. Entre estas fotos se incluyen las imágenes capturadas por Nilufer Demir en 2015 de Aylan Kurdi, el refugiado sirio de 3 años ahogado en el mar Mediterráneo y cuyo cuerpo sin vida devolvieron las olas a una playa turca, o la fotografía realizada por Jonathan Bachman en 2016 a una mujer de semblante sereno frente a los antidisturbios durante una protesta de Black Lives Matter, en Baton Rouge (Luisiana).
La crisis de los medios de comunicación
A pesar del gran éxito de las imágenes de perfil alto, en la actualidad, el fotoperiodismo se enfrenta a una crisis de sector. La circulación de revistas y periódicos impresos continúa en declive y cada vez son menos los fotoperiodistas a los que se les paga por cubrir conflictos y desastres naturales o por investigar problemas sociales.
Según Lars Boering de WPPh, la interrupción del modelo de negocio establecido es la mayor amenaza para el futuro del fotoperiodismo. «El principal problema es la crisis de los medios de comunicación, no la del fotoperiodismo», explica. «Aunque todavía se ven muchos periódicos y revistas, el cambio a lo digital ya casi se ha completado. No todos los fotoperiodistas pueden seguir ganándose el sustento con esta profesión. No hay suficiente dinero para todos».
«Si quieres ganar dinero con el periodismo visual, el vídeo sale ganando», añade Lars. «Las grandes empresas mediáticas afirman que el vídeo es cinco veces más fácil de rentabilizar que la fotografía, debido a todos los formatos publicitarios que permite utilizar, como los anuncios durante la transmisión de vídeos o superpuestos, lo que resulta bastante significativo. Además, en estos momentos, el vídeo desempeña un papel muy importante para la narración y el periodismo visuales. Esto significa que el fotoperiodismo tiene que redefinir su plataforma de muchas formas para que pueda apreciarse su valor y pueda brillar».
Stephen comenta cómo se dio cuenta de lo rápido que estaba cambiando el fotoperiodismo cuando comenzó a dirigir la agencia de fotografía VII en 2008. Los antiguos modelos, como las tarifas diarias para los fotógrafos y las licencias, de las que la agencia sacaba una comisión, eran cosa del pasado. A pesar de ello, a los fotógrafos individuales no les iba nada mal: estaban ocupados vendiendo impresiones, organizando talleres y obteniendo subvenciones. Stephen cree que esto forma parte de un cambio global en el que el valor se desplaza de la fotografía al fotógrafo.
Es un negocio, así que los fotoperiodistas tienen que convertirse en empresarios.
Lars comparte su visión. «Ahora son muchos los buenos fotoperiodistas que crean sus propias plataformas de redes sociales, conectadas a otras más grandes con millones de seguidores», afirma. David Guttenfelder, el fotoperiodista de National Geographic, por ejemplo, tiene más de 1,1 millones de seguidores en Instagram. «Algunos crean sus propias fundaciones benéficas, bien dirigidas a la conservación del medio ambiente o a ayudar a los refugiados. En cierto modo, estos fotógrafos han conseguido el mayor alcance hasta la fecha. A través de estas fundaciones, logran obtener encargos comerciales y garantizar su manutención, manteniéndola por completo bajo su control».
Como explica Lars, históricamente el fotoperiodismo era un sector de productos inacabados, ahora el producto final ha evolucionado y de igual modo lo han hecho los productores de dichos productos. «Hasta la fecha, los fotógrafos capturaban las imágenes y luego las revistas, los periódicos o los sitios web escribían la historia», continúa. «Ahora los fotógrafos tienen el control: producen un producto final, escriben la historia, graban vídeos o crean otro contenido multimedia que acompaña a su trabajo y que otros adquieren. Es un negocio, así que los periodistas tienen que convertirse en empresarios. De esta forma tendrán una mejor oportunidad de garantizar su sustento que si dependen exclusivamente de que un editor los llame. Creo que estamos presenciando la liberación de los fotógrafos: forma parte del desarrollo del sector».
El fotoperiodismo en la era de la «posverdad»
Al mismo tiempo que los fotoperiodistas hacen frente a desafíos económicos y a cambios en los modos de distribución del trabajo, vivimos una época en la que la manipulación de la imagen digital nos complica cada vez más saber si lo que vemos es real o falso. La facilidad con la que se pueden manipular las imágenes para respaldar un punto de vista determinado significa que necesitamos más que nunca un periodismo imparcial. Así pues, en la era de la «posverdad», ¿cómo puede el fotoperiodismo contribuir a luchar contra las noticias falsas?
«No creo que estemos en la era de la "posverdad". Más bien considero que estamos a punto de iniciar una época en la que la gente buscará fuentes de confianza», afirma Lars. «Nosotros lo estamos experimentando en World Press Photo. Las organizaciones y las fundaciones nos ofrecen su apoyo porque lo que mostramos al público se ha contrastado y comprobado, y porque la forma en la que presentamos el contenido es fiable. Si tu marca está vinculada a la fiabilidad, funcionará. Cuanto más hable la gente de noticias falsas, más se buscarán fuentes de confianza y, si lo haces bien, te verás recompensado».
Stephen cree que, al igual que el valor se traslada de la fotografía al fotógrafo, lo mismo ocurre con la credibilidad. «Puedes observar una imagen y no saber si es real o no, pero si conoces al fotoperiodista Ron Haviv, por ejemplo, sabrás que es fiable».
«Hoy en día es necesario hacer frente a numerosos desafíos, pero, a pesar de ellos, debes mantenerte siempre fiel a tu ética y convertirla en parte de tu carta de presentación; ahí es de donde nace la credibilidad: de la persona, no de la imagen».
Preveo que el futuro del fotoperiodismo va a ser algo muy positivo y variado en lo que respecta a sus objetivos.
El fotoperiodismo en el futuro
En el cambiante mundo de los medios de comunicación, tienes que adaptarte para sobrevivir y el fotoperiodismo está adentrándose en una nueva era. «Preveo que el futuro del fotoperiodismo va a ser algo muy positivo y variado en lo que respecta a sus objetivos», afirma Stephen. «Antes, solo eras un fotoperiodista si vendías fotografías para publicaciones impresas. Ahora, si solo vendes imágenes a una publicación impresa, significa que no te va demasiado bien. Quizás deberías hacer algo más con tu vida: hacer fotos para periódicos y revistas cuatro días a la semana, pero el quinto día dedicarlo a algo distinto, como realizar un documental o colaborar con alguna organización benéfica. Existen muchas otras formas de ser productivo en este mundo, ya no todo se basa en la impresión».
Falta por ver si el fotoperiodismo se hundirá o si saldrá a flote en esta nueva era. Cuando le preguntamos si ve el futuro del fotoperiodismo con optimismo, Lars se muestra realista sobre los retos que le aguardan: «Soy muy optimista en lo que respecta a la narración visual. La nueva tecnología amenaza el statu quo del fotoperiodismo y la fotografía, pero si la esta logra conectar con el diseño y todos los medios creativos posibles, puede convertirse en la pieza central.
«Así que si hablamos de la narración periodística visual, el futuro se presenta brillante. El lema de World Press Photo, "Conectando el mundo con las historias que importan", seguirá funcionando, tal y como nos encargamos de demostrar cada día. No obstante, si hablamos únicamente de fotografía, creo que debemos ser prudentes. No creo que esta vaya a tener vida propia en el futuro. Pero, si el fotoperiodismo es lo suficientemente potente y bueno, siempre desempeñará un papel importante en este».
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