Una aventura por la selva: fotografiar colibríes en la selva tropical

La frase "fotografía de la selva tropical" puede hacerte pensar en imágenes de serpientes deslizándose por el suelo de la selva, ranas de árbol sentadas sobre exuberantes hojas verdes u orangutanes columpiándose en las copas de los árboles, aunque hay una criatura que quizá no hayas considerado como nativa de la selva tropical y que es el colibrí.

Con un patrón de vuelo errático y su rápido batir de alas (hasta más de 80 movimientos por segundo) el diminuto colibrí que tiene una envergadura media de unos 10 cm, ha sido históricamente difícil de fotografiar, incluso para quienes tienen mucha experiencia en la fotografía de aves. En el pasado, las cámaras solían tener problemas para enfocar a estas aves tan asustadizas y rápidas, pero el fotógrafo de naturaleza y embajador de Canon Maxime Aliaga afirma que el sistema EOS R de Canon ha cambiado su forma de trabajar por completo.

Maxime es conocido por documentar la belleza del mundo natural y compartir su pasión por la conservación. En un reciente viaje a la selva amazónica, consiguió capturar imágenes muy nítidas de colibríes, gracias a la estabilización de imagen y al rápido y preciso enfoque automático de su EOS R5 de Canon y sus objetivos RF.

«El sistema EOS R es toda una revolución», comenta, «porque conseguir la imagen ahora es mucho más fácil».

Para Maxime es importante que su equipo funcione en cualquier tipo de situación, ya sea bajo el calor tropical de la selva o el polvo del desierto. La capacidad de capturar con poca luz es uno de sus principales requisitos, así como las altas velocidades de obturación para fotografiar animales en movimiento, como pájaros en vuelo.

Maxime cree que las capacidades del enfoque automático de la EOS R5 son especialmente útiles para fotografiar animales que se mueven rápidamente, como los colibríes. En el momento en que ve al animal, pulsa el botón AF-ON y el AF con detección de ojos de animales de la EOS R5 es capaz de bloquear el enfoque directamente en sus ojos. Después, deja que su equipo haga el trabajo para poder permanecer en la zona y concentrarse plenamente en el sujeto y en su función.

«Fotografiar colibríes es un gran reto porque se mueven muy rápido en todas direcciones», comenta. «Sin embargo, ahora puedo seleccionar la zona de enfoque y la cámara hace el resto. Incluso con los colibríes, el AF con detección de ojos funciona».

Maxime se quedó impresionado con las capacidades del AF con detección de ojos en otras fotografías de aves y lo describe como el inicio de una nueva era en la fotografía.

«Estuve en España fotografiando unas águilas poco comunes. Son unas aves preciosas y conseguí capturarlas con el AF con detección de animales: de 20 fotos, todas se veían nítidas. Me quedé fascinado. En el pasado, no conseguía capturar ese tipo de imágenes, aunque era parte del proceso».

Maxime utiliza velocidades de obturación de hasta 1/8000 segundos para fotografiar colibríes. «Utilizo una velocidad de obturación alta para poder congelar el movimiento», comenta. Además de esta alta velocidad de obturación, la EOS R5 puede capturar imágenes de hasta 20 fotogramas por segundo con su obturador electrónico. «Puedo hacer fotos de colibríes que antes no podía hacer y me sigo impresionando cada vez que reviso mis fotos», comenta.

El sensor CMOS de alta resolución de 45 MP de la EOS R5 es perfecto para capturar detalles ultrafinos. Su avanzada estabilización de imagen integrada en el cuerpo (IBIS) ofrece hasta 8 pasos de IS con objetivos RF compatibles, lo cual permite a Maxime fotografiar animales salvajes con poca luz al amanecer o al atardecer. Además, puede fotografiar sin trípode o con velocidades de obturación más bajas y aún así obtener imágenes nítidas.

Maxime añade que capturar sin trípode puede ser una ventaja a la hora de fotografiar con poca iluminación, ya que la movilidad adicional hace que sea más fácil orientar la cámara hacia la fuente de luz más cercana.

Para Maxime, la fotografía no es solo una pasión o una profesión. «La fotografía puede ser terapéutica», comenta. «Obviamente es mi trabajo, pero también es una excusa para adentrarme en la naturaleza porque quiero hacer fotos».

Durante los primeros días de una expedición, Maxime no hace ninguna foto. En su lugar, se adentra por completo en el entorno. Observa a los animales y cómo interactúan entre ellos y, cuando se siente conectado, coge su cámara. Para Maxime, se trata de un proceso emocional: necesita sentir una conexión con la ubicación y el sujeto.

«Es como si dejase de existir», explica. «Formo parte de la naturaleza. La naturaleza me rodea. Yo soy la naturaleza. Y solo en ese momento, cuando consigo crear esa conexión con los animales, es cuando puedo fotografiarlos. Necesito crear esta emoción porque la naturaleza es otro mundo».