Los trozos de chocolate amontonados se erigen como una especie de rascacielos comestible. Desde lo alto de la estructura, rezuma un tentador ganache fundido. La imagen es muy divertida (echa un vistazo a la última imagen), como si se tratara de un sueño de Willy Wonka, pero con un aire de lujo que atrae a los adultos. De hecho, no todo es lo que parece en esta imagen del fotógrafo gastronómico Sid Ali. «Hice varias fotos del glorioso ganache que se ve goteando perfectamente por cada lado, cada una de ellas para capturar un patrón de vertido diferente», explica. Luego creó una composición con las distintas imágenes en posproducción.
Sid, que empezó a trabajar como fotógrafo profesional hace seis años, se ha ganado rápidamente la reputación de crear imágenes de comida con personalidad. Ya sea para Marks & Spencer, Deliveroo o KFC, sus imágenes siempre van más allá del típico bodegón. «Cada fotógrafo gastronómico descubre, desarrolla y cultiva su propio enfoque, pero el objetivo común es hacer que la comida se vea deliciosa», afirma. «Para mí, se trata de evolucionar constantemente y encontrar formas nuevas e innovadoras de fotografiar la comida».
En este artículo, Sid nos habla de algunas de las tendencias actuales que está adoptando.
COMIDA
Macro, movimiento e imperfección artística: cinco tendencias de la fotografía gastronómica
Tendencia 1: El elemento humano de la comida
La comida convive con otros elementos y las imágenes de Sid lo reflejan, a menudo con las manos de un cocinero mientras corta ingredientes o con un fondo que sugiere un entorno acogedor u hogareño. Por la experiencia de Sid, esta es la tendencia más presente desde que empezó a trabajar, ya que refleja nuestra variable relación con la comida. Ahora más que nunca, los clientes del mercado británico y de otros países buscan dietas más naturales y sostenibles, que incorporen opciones veganas o crudas. Sid se considera parte de este cambio. «En la universidad, donde me enseñaron algunos increíbles fotógrafos de bodegones, la fotografía gastronómica parecía una evolución natural: me permitía combinar mi amor por la comida, y en particular por la alimentación sana y la nutrición, con mi pasión por capturar imágenes maravillosamente iluminadas».
Continúa: «No siempre he fotografiado la comida así, pero ahora lo tengo arraigado. Aporta contexto a la imagen y permite al espectador conectar con ella. Creo que se ha convertido en una tendencia muy popular, ya que reduce la distancia entre la fotografía gastronómica y el espectador, y permite visualizarse degustando la comida. Es una técnica de marketing potente que permite a las marcas no solo llegar a su grupo demográfico principal, sino también a nuevos consumidores y atraerlos para que prueben sus alimentos».
Dicho esto, no siempre funciona. Sid pone el ejemplo de una campaña que hizo para Maggi, en la que se mostraba una serie de especias esparcidas por una superficie. «Se tenía que ver cada ingrediente y creo que un elemento humano habría restado complejidad», explica.
Tendencia 2: El movimiento para dar vida a la comida
«El mayor atractivo de los vídeos en stop-motion y las cinemagrafías es que son perfectos para las redes sociales», cuenta Sid, que ha comprobado cómo ambas opciones aparecen cada vez con más frecuencia en las listas de los clientes. Para crear cinemagrafías, combina una pequeña sección de imagen en movimiento con una fotografía, lo que da la impresión al espectador de estar viendo una animación. Para los vídeos en stop-motion, captura una serie de cientos de fotografías con su EOS 5DS R de Canon y va añadiendo pequeños cambios entre ellas, antes de combinarlas en una secuencia.
«Las cinemagrafías pueden ser un poco limitadas, ya que dependes de unos segundos de grabación, preferiblemente con el mismo punto de inicio y de finalización (por ejemplo, un vertido o una voluta de humo que desaparece) para que se puedan reproducir en bucle sin problemas. También requieren una fuente de luz constante, lo que puede ser complicado si se trabaja con flash».
¿Tienes un equipo de Canon?
En cambio, el formato stop-motion es «increíblemente flexible» y puede funcionar bien para casi cualquier plato. «Puedes hacerlo tan complicado o sencillo como quieras», comenta Sid. «Pero siempre hay que hacer un guion con una idea y tener en cuenta la historia». El trabajo con estos formatos ha fomentado su gusto por las imágenes en movimiento: «Me encantaría empezar a grabar vídeo. De hecho, hace tiempo que lo tengo en mente. Le he echado el ojo a la EOS R5 de Canon, ya que cuenta con una increíble capacidad de respuesta, además de capturar vídeos impresionantes».
Tendencia 3: Detalles apetitosos con fotografía macro
El arte de vender un plato visualmente consiste en hacer que se vea tan bien que casi puedas saborearlo. El arma secreta de Sid es su objetivo EF 100mm f/2.8L Macro IS USM de Canon, que lo tiene siempre acoplado a la cámara. «Su excelente compresión hace que la comida destaque y lo convierte en la opción ideal para las fotos de 45 grados y frontales».
La fotografía macro de comida revela hasta el más mínimo detalle de un plato para que el espectador sienta un cosquilleo en las papilas gustativas y quiera probar, tocar y oler, no solo ver. «Las fotos macro se centran en elementos, como el color, los detalles finos o las texturas, que, en otros casos, pueden estar más infravalorados. La clave está en dirigir la atención del público a la calidad del producto».
Según Sid, la fruta es un buen punto de partida. «Corta un kiwi por la mitad y verás un montón de bonitas semillas y fibras interiores. Pero también he fotografiado una hamburguesa de pollo. Me encanta la textura del pollo complementada con el color vivo de la ensalada».
Sigue escuchando la conversación en este episodio del podcast Shutter Stories de Canon:
Tendencia 4: La imperfección artística
Se acabaron los días en los que la fotografía gastronómica se centraba en una perfección inalcanzable y pulida. Ahora, las imágenes suelen dar la impresión de que la comida está recién salida de la cocina, con ingredientes dispuestos en una presentación exquisitamente rústica, migas sueltas en la encimera o crema goteando por un postre caliente. Como cada vez más clientes consideran la comida parte de su identidad, y se enorgullecen de cocinar para familiares y amigos, esto le da a la imagen un toque de autenticidad.
«Recuerda a la gente el sabor, el olor y la textura de la comida casera», comenta Sid. «Eso nos atrae y nos lleva a querer incorporar esas imágenes a nuestras vidas».
El mundo de la fotografía gastronómica profesional desde dentro
Sid suele trabajar con un estilista gastronómico que se encarga de esparcir o verter los alimentos mientras él captura. La «imperfección» de estas tomas es una ilusión; están meticulosamente planificadas y producidas, como en el caso de la imagen del montón de chocolate de abajo. Los estilistas tienen un don para esto, así como una gran variedad de trucos para asegurarse de que la comida tiene el mejor aspecto. «Se trata de entender cómo se comporta una comida delante de la cámara», cuenta Sid. «Por ejemplo, el helado no tarda mucho en derretirse, así que hay que disparar rápido, especialmente en un día caluroso o si se trabaja con luces calientes. Otras comidas, como la carne, pueden ser más indulgentes, y se les puede devolver su aspecto fresco y jugoso con aceite y una brocha».
Tendencia 5: La fotografía gastronómica como obra de arte
Sid, al igual que muchos fotógrafos gastronómicos de hoy en día, siempre busca ampliar los límites de su obra visual. Crea composiciones sorprendentes y originales, como imágenes de manzanas sumergidas en agua o ensaladas coloridas y elegantemente deconstruidas sobre fondos apagados, y algunas las vende como impresiones artísticas. A menudo, realiza series personales y disparos de prueba puntuales, a veces motivados por las lagunas de su porfolio. Y según afirma Sid, siempre que se haga algo experimental como esto, es imprescindible contar con un equipo fiable.
«Una cámara de alta resolución y un flash de alta velocidad me sirven para la mayoría de las situaciones. Mi maravillosa cámara EOS 5DS R de Canon dispara con una gran resolución de 50 MP. Me gusta pensar que ofrece la resolución de una cámara de formato medio con la flexibilidad de una réflex digital: lo mejor de ambos mundos», comenta. «La mayoría de cámaras vienen con un filtro de paso bajo, y aunque reduce el muaré, se pierde nitidez, pero en la EOS 5DS R de Canon se ha eliminado, lo que aumenta su nitidez y capacidad de captar detalles finos».
Sid está pensando en comprarse la cámara mirrorless de 45 MP EOS R5 de Canon, ya que ofrece grandes oportunidades creativas para los fotógrafos gastronómicos, con un AF avanzado y estabilización de imagen integrada que complementa los objetivos compatibles para proporcionar hasta 8 pasos de protección contra la trepidación.
Las ideas pueden venir de cualquier parte, por lo que Sid sugiere que hay que estar abierto a las influencias creativas. «Estudio imágenes de comida a diario», comenta. «Pinterest e Instagram son increíbles a la hora de buscar ideas visuales, pero mi inspiración también proviene de libros, películas, pinturas y de la vida cotidiana».
Sid cree que cada vez más fotógrafos gastronómicos adoptan un estilo artístico para ampliar el abanico de emociones que puede estimular su trabajo, lo que tiene un valor comercial además de creativo. «Ayuda a que el producto perdure en la memoria del público. Además, fomenta e inspira diferentes formas de ver la fotografía gastronómica y a menudo invita a la reflexión».
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