El fotoperiodista italiano, miembro de Magnum Photos y embajador de Canon Paolo Pellegrin lleva décadas documentando conflictos y crisis por todo el mundo, desde Uganda hasta Bosnia, pasando por la Franja de Gaza, Camboya y Haití, entre muchos otros lugares. Esto le ha granjeado una gran admiración por todo el mundo, reflejada en sus 10 premios de World Press Photo, si bien el proceso fotográfico sigue siendo una batalla, tal como nos cuenta, con la realidad, la historia, el sujeto, el contexto y consigo mismo.
En 2018, estaba fotografiando las calles de Tokio y la no tan conocida península de Noto, con el entonces nuevo sistema EOS R de Canon, siguiendo uno de los principios básicos de la fotografía urbana: «adaptarse a cualquier cosa que te encuentres». Paolo dedicaba jornadas de 14 horas a patrullar las calles bajo el sol abrasador capturando todo lo que le llamara la atención: personas, reflejos, capas...
«La fotografía urbana es un campo de batalla para todo fotógrafo», explica. «Es donde empiezas a encontrarle sentido a tu relación con el mundo y con la cámara, y cómo usamos este instrumento para capturar fragmentos de la realidad. Creo que, si eres un buen fotógrafo urbano, eres un buen fotógrafo».
Lucha y simplicidad:
Paolo Pellegrin habla sobre cómo encontrar la esencia de una fotografía
La observación en el entorno cinético, la velocidad y la precisión técnica son cualidades que han ayudado a Paolo a documentar los conflictos en los que ha creado algunas de sus imágenes más impactantes. Pero no siempre ha aplicado la misma mentalidad a su trabajo. «Me he pasado años, diría que unos buenos 20 años de mi vida como fotógrafo, intentando hacer una fotografía aditiva», relata. Esto implicaba tratar de añadir profundidad a cada fotograma creando composiciones complejas en las que ocurren varias cosas a la vez en el encuadre. Es una característica habitual en muchos fotógrafos urbanos de renombre, incluido el legendario Henri Cartier-Bresson. Paolo comparte la idea Bressoniana de que «una imagen debe "resolverse" en la cámara al disparar».
«Intentaba crear las condiciones por mí mismo, y para el espectador, para viajar al interior de una foto», afirma Paolo.
Creadas pensando en ti. Para ti.
Hoy en día aplica otro enfoque: el de la sustracción. «Te enfrentas a muchas cosas diferentes a la vez», elabora Paolo. En pocas palabras, elimina lo superfluo hasta encontrar «la esencia» de la imagen. «Pienso en la fotografía un poco como ese único y elegante gesto de un experto en caligrafía japonesa. Una pincelada lo contiene todo». Ejemplos de esto serían una fisura luminosa y fundida que emerge en un paisaje volcánico oscuro (arriba) o un iceberg imponente cuyos extremos parecen disolverse en el cielo que lo rodea (tercera imagen).
La manera de trabajar (y de ver) de Paolo
En un artículo de The New Yorker, el escritor Ben Taub observa a Paolo mientras la luz veteada baña el desierto del Namib, en el sur de África. «Se quedó en silencio y levantó la cámara, como esperaba, pero en los momentos de concentración intensa, parece otra persona. Sus ojos están quietos y aprieta un poco los labios. Sus movimientos son deliberados y silenciosos, y su cabeza escanea la escena, pero no de forma fluida, sino con movimientos bruscos, como un ave de presa», escribió Ben.
La elegante simplicidad de la imagen final revela su proceso. «A veces, la experiencia te posee de verdad, de ahí la transformación física», explica Paolo. «Es como si todos tus sentidos se agudizaran y multiplicaran; sigues disparando y moviéndote. Sigues tratando de encontrarle sentido».
Para Paolo, la fotografía está en la mente. «Ahí es donde más me esfuerzo», asegura. «Me interesan mucho las fotografías que tratan de algo específico pero a la vez evocan algo aún mayor, universal o metafórico». Paolo apunta que una fotografía solo cumple su función si transmite a varios niveles y «cuando evoca la condición de ser un refugiado o un animal salvaje».
En términos de técnica y composición, Paolo trata de resolver lo que tiene frente a él de la forma más simple. «Los fotógrafos contamos con toda una paleta o un abanico de opciones que nos permiten transmitir un significado, pero a veces también nos arriesgamos a aplicar una fórmula a las cosas», afirma. «Soy muy consciente de esa idea, y no me gusta hacerlo».
Cuando la luz natural brillaba por su ausencia, ha recurrido a usar linternas. «Funciona, pero, usando la escultura como analogía, estoy en un punto en el que quiero eliminar todo lo que pueda para llegar al núcleo, a la esencia», explica. «La simplicidad es el objetivo final, eliminar lo superfluo». Es por ello, principalmente, que prefiere el abrigo de la oscuridad.
La frontera entre lo visible y lo invisible
Muchas de las imágenes de Paolo parecen brotar de entre las sombras. La frontera entre lo visible y lo invisible es algo que le fascina particularmente. Los flujos de trabajo y las tecnologías digitales ofrecen algo «verdaderamente extraordinario»: la posibilidad de explorar la baja iluminación o la total ausencia de luz. «Me baso en la noción de que las cosas están veladas, y yo las saco de la oscuridad», explica. «Siempre que hay oscuridad, mi fotografía mejora».
Paolo sugiere que su estética de baja iluminación se debe a sus frecuentes visitas a iglesias junto a su padre arquitecto cuando era niño. En una de esas visitas aprendió a apreciar su aspecto minimalista: las formas que se creaban a veces con solo dos fuentes de luz, como una trasera o lateral.
Paolo, nacido en Roma en 1964, tenía pensado hacerse arquitecto, pero en tercero de carrera, su vida dio un giro. «Un día tuve una epifanía y me di cuenta de que eso no era lo que quería hacer», afirma. Dejó los estudios y «mi vida cambió de la noche a la mañana», algo que asumió de muy buena gana.
«Siempre recurro a la analogía de los idiomas: la fotografía es como una nueva lengua que tienes que aprender», recuerda. «Tienes que aprender la gramática, la sintaxis, el vocabulario... y combinarlos. Estudié a fondo el vocabulario de la fotografía mediante libros y, luego, saliendo a fotografiar, revelando fotos por la noche y experimentando. Tardé mis buenos 8 o 10 años en sentir que dominaba el idioma».
Pero, como explica Paolo, el proceso no terminó ahí, ya que nunca termina. «Ese es el encanto de la fotografía. Nuestra visión fotográfica sigue cambiando con nuestras experiencias, con el tiempo».
Cambios tecnológicos
A lo largo de su carrera en el sector, Paolo ha visto grandes cambios en la fotografía con la llegada de la tecnología digital. «Antiguamente, necesitabas conocer las nociones técnicas de la exposición de la película, o cómo revelar un negativo, o como imprimir», explica. «Eran cosas que tenías que aprender y dominar».
Hoy en día, en contraste, el proceso fotográfico es más accesible, pero Paolo opina que la mecánica no ha cambiado. «Es cuestión de compromiso, de tiempo, de empatía», asevera. «Es cosa de química, personalidad, cultura y todo lo que se decanta misteriosamente en la fotografía, y en la narrativa. La complejidad de ese proceso no ha cambiado, en realidad».
A diferencia de otras disciplinas, la fotografía progresa al ritmo de la modernización, y el avance de la tecnología digital, incluido el galardonado sistema EOS R de Canon, ha permitido a los fotógrafos de hoy explorar un mundo que sus predecesores no pudieron.
«Nos permite explorar algo bastante inaccesible por aquel entonces: la oscuridad», afirma Paolo. «Ahora puedes usar una ISO 12500, 24000 o 56000 y descubrir un mundo al que antes no teníamos acceso».
Un cambio de parecer
La búsqueda de la simplicidad de Paolo también se aplica a su elección de equipo. Durante años he preferido usar objetivos de focal fija. «Me gustaba la idea de los objetivos puros y, en palabras del cineasta de vanguardia chileno-francés Alejandro Jodorowsky, "el baile con la realidad" en el que tienes que moverte e interactuar con el espacio y el sujeto», comenta. «Moverse es un proceso mental, y durante años me interesó muchísimo. Debo decir, no obstante, que el Canon RF 28-70mm F2L USM es tan extraordinario y precioso que se ha convertido en mi objetivo principal».
El entusiasmo de Paolo no se limita a este modelo concreto de objetivo zoom. De hecho, alaba toda la gama del sistema EOS R al completo. «Me encanta la EOS R5. Es perfecta para mí», comenta. «Es la primera vez en mucho tiempo que encuentro archivos que de verdad me satisfagan. Esta herramienta me ha impresionado mucho más que otras cámaras en muchos años por todo: los archivos, la ergonomía, los objetivos...».
Existe una cualidad más allá de sus especificaciones técnicas que Paolo quiere destacar. «La fiabilidad es una virtud en sí misma. El hecho de contar con una herramienta en la que siempre puedas confiar es muy importante», afirma.
«A veces hay cosas, objetos, un coche... lo que sea, que sientes que te corresponden a ti, a tu visión. Eso lo he descubierto con esta cámara», asegura.
Volver a las zonas de conflicto
En 2018, Paolo protagonizó una completa antología en su ciudad natal de Roma. «Un'Antologia» recopiló más de 150 fotos y obras nunca vistas que reflejaban los polifacéticos temas que cubre su trabajo, con historias que abarcan desde la evolución del paisaje antártico hasta las zonas de conflicto.
En aquel momento, Paolo reflexionaba sobre el hecho de que sus años cubriendo conflictos habían quedado atrás. «Nunca me gusta hablar demasiado sobre el riesgo personal», relata. «Es mi decisión y mi responsabilidad, pero es el peligro de las guerras es real. Cuando lo haces varias veces, a lo largo de varios años... [tienes que empezar a plantearte] las probabilidades».
Poco después de aquello, el mundo cambió y, por primera vez en su carrera, Paolo se alejó de la primera línea en favor de pasar la pandemia de Covid-19 con su familia. Pero el estallido de la guerra en Ucrania le atrajo de nuevo. Le resultaba demasiado relevante, demasiado importante.
Alejarse de la acción
La última vez que Paolo visitó una zona de conflicto fue en 2018, acompañado de su fiel Canon EOS 5D Mark IV. Fue en Ucrania donde la ventaja de disparar de forma silenciosa de la Canon EOS R5 se hizo evidente. «Siempre buscamos la invisibilidad, estar menos presentes, interferir lo menos posible en las situaciones», afirma. «Creo que, en muchas circunstancias, el modo silencioso es otra característica revolucionaria».
Tiempo finito y foco
Ya sea aceptando el reto de hacer retratos de famosos para el New York Times, encargos de F1 o expediciones para National Geographic, Paolo sigue desafiándose a sí mismo y a su oficio. El denominador común de su ecléctica cartera es la sombra y la textura que la directora de fotografía de la revista The New York Times, Kathy Ryan, describe como equivalentes a «bocetos al carboncillo».
La visión de Paolo no es la que solía ser. A los treintaipocos, le diagnosticaron un glaucoma, una enfermedad degenerativa de la vista que ahora amenaza su visión periférica. Lo tiene bajo control gracias a un tratamiento, pero el impacto psicológico es más que patente. «Mi visión deja mucho que desear, por desgracia, y el enfoque automático, sobre todo con baja iluminación, es muy importante para mí», confiesa. «Incluso [en las tomas] donde no lo parece... en esos reflejos, esos momentos muy suavizados, te interesa conservar la nitidez. Tienes la suavidad del contraluz, o el reflejo, pero también el enfoque nítido detrás; ambos deben coexistir.
»Yo mismo me he exigido mucho, pero quizá esto me haya exigido aún más. Ahora ya no tanto, pero siempre está ahí la idea del tiempo finito. No sé hasta cuándo podré seguir haciendo fotos».
Otro fotógrafo de Magnum, Gilles Peress, le dijo una vez que la visión fotográfica es algo más que el resultado del intelecto, «también es el órgano, el "cómo" ves». Paolo se identifica con esta afirmación. Está centrado intelectual y fisiológicamente. Eliminando el «ruido» periférico de la composición, destaca lo necesario, lo que importa. Todo lo superfluo queda relegado a las sombras.
El equipo de Paolo Pellegrin
El equipo clave que utilizan los profesionales para capturar sus imágenes
Cámara
Canon EOS R5
No importa qué ni cómo fotografíes: con la ligera compacta y ergonómica EOS R5, podrás dar rienda suelta a tu creatividad de formas que antes, simplemente, eran imposibles. «Me encanta esta cámara. Lo que me gusta de la EOS R5 es que es perfecta para mí, desde la sensación en la mano hasta la calidad de los archivos. Es la primera vez en mucho tiempo que encuentro archivos que de verdad me satisfagan», afirma Paolo.
Objetivos
Canon RF 28-70mm f/2L USM
Un objetivo superrápido y brillante de la serie L, capaz de ofrecer unos resultados asombrosos incluso con baja iluminación. «Durante muchos años he evitado los objetivos zoom, pero este es tan extraordinario y precioso que se ha convertido en mi objetivo principal», comenta Paolo, que captura dos tercios de su trabajo con el RF 28-70mm.
Canon RF 35mm F1.8 MACRO IS STM
Un objetivo de focal fija gran angular con una rápida apertura máxima de f/1,8 y capacidades macro.
Canon RF 70-200mm F2.8L IS USM
El Canon RF 70-200mm F2.8L IS USM, un objetivo esencial dentro del trío de objetivos zoom profesionales, es el compañero perfecto para capturar noticias, deportes y viajes. «Esta nueva clase de objetivos es más rápida y de una calidad excepcional al usar la máxima apertura», cuenta Paolo.
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