En 2014, el fotógrafo escocés Liam Wong se dedicó a viajar mientras trabajaba como director de arte para una empresa de videojuegos. Para documentar sus viajes y poder enseñarle a su familia dónde había estado, decidió hacer fotos con su smartphone. En la actualidad, además de ser un fotógrafo reconocido internacionalmente, sus imágenes nocturnas de las calles de Tokio, repletas de contraste y color, acumulan millones de visitas en la red, y su libro «TO:KY:OO», publicado mediante crowdfunding, se ha agotado tres veces. A continuación, Liam nos cuenta qué le llevó a realizar este proyecto y cómo capturó la vida nocturna de la capital japonesa con la EOS 5D Mark IV de Canon.
En un principio, la fotografía era solo un pasatiempo para Liam, hasta que en 2015 compró su primera cámara réflex, una EOS 5D Mark III de Canon, la predecesora de la EOS 5D Mark IV. Después de ver «Memories of Tokyo», de Miguel Santana, un viaje cinematográfico por la ciudad durante la primavera, Liam se sintió inspirado tanto técnica como creativamente. «Fue mi principal motivación», recuerda. «Pensé: "Vaya, me gustaría hacer algo parecido"».
Mientras se encontraba en Tokio por asuntos de trabajo, Liam comenzó a fotografiar todo lo que veía y a compartir sus imágenes. Decidió adquirir una EOS 5D Mark IV de Canon y, a medida que su experiencia y sus seguidores online crecían, se fijó en qué temas tenían una mejor acogida y perfeccionó su trabajo mediante una serie de escenas vibrantes del paisaje urbano nocturno, imágenes de alto contraste repletas de neón en las que se reflejaba la atmósfera de la ciudad a través de su arquitectura, su estilo y su gente.
ARTÍCULO
Paisajes urbanos de ciencia ficción: el mundo de neón de Tokio
Capturar el contraste
Si bien es cierto que los seguidores de Liam han podido influir en la temática de su fotografía, su estilo siempre se ha caracterizado por ser muy personal: una fusión de su pasión por los videojuegos, el cine, la arquitectura, el color y el diseño gráfico. Los elementos propios del ciberpunk, como los letreros y carteles de neón, el entorno nocturno y la lluvia, aportan un fondo único para los edificios de Tokio, mientras que el uso dramático de la luz, el color y el contraste agrega impacto.
«Quiero que la gente sea capaz de reconocer mi trabajo», comenta Liam. «Encuentro inspiración en el trabajo de directores como Wong Kar-Wai, Ridley Scott y Gaspar Noé, así como en películas que juegan con el color de forma surrealista. Todas las referencias al ciberpunk se deben a mi experiencia en el mundo de los videojuegos», explica. «También me gusta captar el contraste entre la arquitectura antigua y moderna para reflejar cómo evolucionan algunas cosas con el tiempo».
Lugares únicos
Para dar con algunas ubicaciones, Liam buscó en Google Maps edificios o estructuras que resultaran interesantes y utilizó Street View para perfeccionar los ángulos de disparo. «Cuando encontraba una imagen tomada desde un callejón, por ejemplo, marcaba su ubicación en el mapa, como si fuera un videojuego, para crear puntos de ruta», afirma. «Caminaba durante horas y llegaba a dar 40 000 o 50 000 pasos».
Tras fotografiar los lugares más emblemáticos de Tokio, Liam decidió capturar ubicaciones menos conocidas para lograr una visión más matizada de la ciudad. «Lo que hacía era subirme a un tren y bajarme en cualquier estación», comenta. «También le preguntaba a los taxistas o a la gente de la zona si conocían algún lugar que quizás no hubiese visto antes». Una vez allí, Liam hacía fotos desde distintos ángulos hasta estar satisfecho con las imágenes obtenidas.
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Al abrigo de la noche
Liam suele realizar sus largas travesías por la ciudad durante la noche. Por un lado, quería agregar el elemento nocturno característico de la estética ciberpunk, pero también fue una táctica compositiva deliberada, ya que quería plasmar Tokio con la menor cantidad de distracciones posible. Utilizando una composición sencilla, situó los puntos focales en el centro o hacia un lado y mantuvo al mínimo la presencia de sujetos, aunque en ocasiones decidió incluirlos para que se apreciara la escala.
En definitiva, la noche permite disfrutar más fácilmente de escenas y momentos de claridad en una ciudad de nueve millones de habitantes. La EOS 5D Mark IV de Canon le proporcionó a Liam la flexibilidad que tanto deseaba, mientras que la posibilidad de intercambiar entre los objetivos EF 24-105mm f/4L IS II USM, EF 24-70mm f/4L IS USM, EF 70-200mm f/2.8L IS II USM y EF 35mm f/1.4L II USM le permitió explorar múltiples formas de captar la ciudad.
El lado oscuro: fotografía con poca luz
El kit que usó también le ayudó a superar los desafíos técnicos del proyecto. El principal obstáculo al que tuvo que hacer frente fue la falta de luz, y para asegurarse de que sus imágenes estuvieran bien enfocadas, tenía que reducir el número de pasos con frecuencia. Para esto, Liam utilizó la función de horquillado de la EOS 5D Mark IV de Canon, capturando cada imagen con distintos puntos de exposición para lograr una mayor flexibilidad durante la posproducción y disparando el flash remoto en algunas ocasiones.
También fotografió entornos con un amplio rango dinámico, como letreros brillantes junto a callejones oscuros, en los que podría verse reducido el nivel de detalle de las luces y las sombras. Cuando surgía este problema, Liam configuraba la EOS 5D Mark IV de Canon en ISO automática con un límite de 2000 para así subexponer sus imágenes de forma deliberada. De esta forma se aseguraba de que las zonas luminosas no acabaran sobreexpuestas, además de no perder nada de detalle en las sombras gracias al rendimiento con baja iluminación de la cámara y a su excelente medición automática. «Con este método no necesitaba pensar en el acabado de las luces y las sombras, y podía resaltar más detalles», comenta. Al incrementar ligeramente la exposición durante la fase de posproducción, Liam lograba imágenes perfectamente iluminadas incluso en condiciones adversas.
Desenfoque del movimiento
Para lograr su efecto de desenfoque de estilo ciberpunk con la lluvia, Liam usó velocidades de obturación más bajas, aunque intentó que esto no afectara a los transeúntes que aparecían en el encuadre. «Para capturar la lluvia y la gente en movimiento, utilicé una velocidad de obturación de entre 1/50 y 1/100 segundos», explica. Durante las primeras horas, cuando las calles no estaban tan abarrotadas, podía difuminar la lluvia reduciendo aún más la velocidad de obturación. «En esas situaciones solía disparar principalmente sin trípode, aproximadamente a 1/30 segundos».
El uso de velocidades de obturación lentas genera problemas de estabilidad, por lo que Liam a veces usaba un trípode, aunque esto no siempre era posible cuando se veía obligado a recorrer largas distancias. La tecnología de estabilización de imagen incorporada en sus dos objetivos favoritos, el EF 24-105mm f/4L IS II USM y el EF 70-200mm f/2.8L IS II USM de Canon, le ayudaron a fotografiar sin trípode, además de que practicó para moverse lo menos posible. «Intenté hacer de trípode y estabilizar mi propio cuerpo», afirma. «Ahora, soy capaz de fotografiar a velocidades de obturación altas o bajas de forma natural, sin tener que pensar en ello».
Colores cinematográficos
Liam editó sus archivos RAW en Adobe® Photoshop® y, al principio, utilizó sus conocimientos sobre diseño y teoría del color para realzar las imágenes, modificando algunos colores por completo y aplicando efectos característicos de la industria de los videojuegos para mejorar la estética ciberpunk. «Los fotógrafos siempre tratan de corregir la aberración cromática de las imágenes, por ejemplo, aunque a veces prefiero mantenerla», comenta.
No obstante, Liam ha ido suavizando su enfoque poco a poco. «Actualmente intento darle a mi trabajo un estilo cinematográfico», explica. «A veces altero los colores un poco para darle a la imagen un acabado más frío o cálido, o directamente los elimino».
En 2018, Liam financió por medio de crowdfudning la publicación de su libro «TO:KY:OO» (2019), en el que se puede ver cómo era el proyecto en sus fases iniciales. El proceso de publicación no fue rápido ni sencillo, pero Liam considera que se trató de una experiencia realmente positiva en general. «El hecho de haber publicado un libro me permitió dar a conocer mi trabajo a gente que no suele utilizar Internet», comenta. «Espero que mi libro haya animado a aquellas personas que no han podido realizar ningún viaje a causa de la pandemia».