Fotografía impresionista: el encargo de WaterAid a Laura El-Tantawy

¿Cómo se fotografía un sentimiento? Una respuesta obvia podría ser fotografiar a alguien que esté afectado por ese sentimiento, enfocando los detalles de sus expresiones faciales y su lenguaje corporal: los pliegues de sus ojos cuando sonríe, la tensión de sus manos entrelazadas. Pero no siempre es lo más ético, ni lo más eficaz. «Cuando fotografías temas delicados, es mejor no hacer una foto de alguien llorando, porque es intrusivo y quizá, en ese momento, es preferible consolar a esa persona en vez de coger la cámara», comenta la fotógrafa de documentales y embajadora de Canon Laura El-Tantawy. «Entonces, ¿de qué otra forma puedes captar ese momento que han compartido contigo en una imagen?».

Para Laura, «la fotografía es intimidad», y su serie de 2023 para WaterAid y la Fundación Wimbledon, Carrying Life: Motherhood and Water in Malawi, no carece de emoción. La ONG internacional WaterAid le encargó tomar una serie de imágenes de mujeres y bebés en el distrito Ntchisi de Malaui, una zona afectada por las deficiencias sanitarias, falta de higiene y acceso a agua potable insuficiente. WaterAid tiene un historial de colaboraciones con fotógrafos con un potente enfoque visual, ya que anteriormente encargó a la fotógrafa y artista etíope Aïda Muluneh un proyecto sobre la escasez de agua y el impacto que tiene en las mujeres de África.

Las fotografías y los vídeos de Laura, mostrados por primera vez en una exposición al aire libre en cajas de luz y pantallas digitales a orillas del río Támesis en Londres para celebrar el Día Internacional de la Mujer de 2023, observan la situación de forma poética. Sus retratos de mujeres, tomados con poca luz con su EOS R5 de Canon, están iluminados con delicadeza, algunos casi totalmente ocultos en la oscuridad salvo por focos de luz que iluminan sutilmente los rostros y cuerpos de perfil. En otras tomas, enfoca filas de cubos de colores brillantes o dirige el objetivo hacia el paisaje. Utilizando diversas técnicas, como un enfocado suave y desenfoque de movimiento intencionado, crea imágenes tan impresionistas que algunas son casi abstractas, lejos de las convenciones tradicionales de los documentales de observación.

Para Laura, contar historias no consiste simplemente en representar una situación de la forma más directa posible, sino en retratar una experiencia emocional. «Ahí es donde empieza y acaba todo para mí», afirma. «En cierto modo, también fotografío mi propio sentido de la vulnerabilidad. Es bastante complejo».

Laura lleva casi dos décadas perfeccionando este enfoque. Tras graduarse en periodismo y ciencias políticas en la Universidad de Georgia (EE. UU.), comenzó su carrera como fotógrafa de noticias regionales. Solo cuando se trasladó a Egipto, la tierra natal de sus padres, empezó a desarrollar un lenguaje visual que consideraba más auténtico para las situaciones que fotografiaba que un enfoque documental convencional. Tardó tiempo en perfeccionar su propio estilo y ganar confianza en él a través de proyectos de larga duración iniciados por ella misma, como In the Shadow of the Pyramids (2005-14), The Veil (2008-2012) y An Immortal River (2013-presente).

«Creo que ser consistente y no tener que producir trabajos para clientes concretos, sino hacer fotos para mí misma, me dio la libertad de explorar», afirma. «Y a partir de ahí empecé a sentir que así es como percibo el mundo y como reacciono ante lo visual».

En Malaui, WaterAid había preseleccionado a mujeres para realizar estudios de caso, y Laura se sentó durante largo rato con ellas mientras el personal de la ONG las entrevistaba, acompañada por un psicólogo que intervenía para pausar la entrevista o dirigirla en otra dirección si era necesario. Laura cree que esto fue sumamente beneficioso, porque algunas de las mujeres habían sufrido traumas profundos como, por ejemplo, ver morir a sus nietos.

«Es importante escucharlas hablar a ellas primero», explica. «No quiero llegar y decirles: "Vale, dejad que os haga una foto". Eso es demasiado chocante, demasiado intrusivo. No queremos perjudicar a nadie con este documental».

Esas entrevistas inspiraron las imágenes que Laura tomaría después. «Para abastecer de agua potable a sus hogares, estas mujeres tienen que caminar al menos tres o cuatro kilómetros en cada viaje», explica. «Y pueden hacer ese trayecto tres veces al día». Aun así, al hablar con sus protagonistas y establecer una conexión con ellas, lo que captó no fue un sentimiento de sufrimiento, sino de comunidad y empoderamiento.

En el pasado, las fotografías y vídeos para las ONG eran acusados de deshumanizar a las personas al retratar su sufrimiento de formas extremas o insensibles que las presentaban como víctimas indefensas. Laura es consciente de que crear imágenes tan bellas como las suyas también entraña un riesgo. «Cuando tienes una potente estética visual, siempre está la preocupación de que la gente vea los colores, el movimiento, la luz, pero no vea nada más allá, porque estos aspectos son muy seductores», dice. «Es un terreno peligroso. Y es muy importante entender que la estética de mis imágenes puede llegar a dominarlo todo».

Es un proceso de negociación continuo para asegurar que la historia no se pierde. «Las narraciones escritas también son muy importantes en mi trabajo porque contextualizan», añade. «En el caso del encargo de WaterAid, fueron las propias mujeres las que hablaron de sus experiencias».

Laura sentía que, al mostrar menos en cada fotograma, podía contar más. «Elegía ciertos momentos que destacaban para mí», explica. «Me fijaba en las gotitas de agua que salpicaban en las manos de las mujeres cuando bombeaban agua en los cubos, o que recorrían sus frentes cuando llevaban los cubos. Y estos pequeños detalles para mí se volvieron muy interesantes».

Junto a estos primeros planos de las gotas de agua en las caras de las mujeres, hay otros mostrando la superficie del agua, y la textura que crea un eco visual entre ambos. Las sombras de la vegetación reflejadas en un cubo de agua no cuentan la historia completa, pero se combinan con las otras imágenes para crear un ambiente. En estos casos, el objetivo Canon RF 85mm F2 MACRO IS STM de Laura demostró su eficacia, ofreciendo gran nitidez cuando era necesario.

En la última década, se ha ampliado lo que se considera fotografía documental, con más fotógrafos haciendo «obras personales», cuenta Laura, aunque ella piensa que toda la fotografía es personal. «En las imágenes de un fotógrafo ves más de su voz personal», dice.

A muchos fotógrafos les gustaría encontrar más trabajo con organizaciones sin ánimo de lucro, y Laura tiene consejos sobre cómo trabajar para una ONG para cualquiera que intente introducirse en este mundo.

Lo primero es «saber qué puedes ofrecer a esa ONG. ¿Eres la persona adecuada para hacer ese encargo? ¿Encaja con tus planteamientos y tu trayectoria dentro de la fotografía?».

A continuación, investiga e infórmate sobre la ONG con la que contactes. «Comprende las prácticas generales de esa ONG», dice Laura. «¿Cómo funcionan en la práctica? ¿Qué tipo de directrices tienen? Su responsabilidad es ante un público más amplio, incluidos los clientes de sus proyectos y las personas que podrían financiarlos. Eso aumenta el nivel de responsabilidad».

Por último, es fundamental mantener una buena comunicación en todas las relaciones con la organización. «Hay que hablar con sinceridad en las conversaciones», recomienda Laura. «Si algo te incomoda o si tienes alguna sugerencia sobre alguna cosa, dilo. Y asegúrate de que todo queda por escrito para poder recordarlo».