ENTREVISTA
Cómo el programa para estudiantes de Canon está forjando carreras de fotoperiodismo
Durante la Semana profesional de Visa pour l’Image de este año, que se celebró en Perpiñán, Francia, Canon y Magnum Photos reunieron a 200 de los mejores estudiantes de fotografía de universidades de toda Europa durante tres días de charlas, talleres, análisis de porfolios y establecimiento de contactos. El objetivo del programa era identificar y formar a prometedores jóvenes talentos, además de informarles sobre el sector del fotoperiodismo en rápido cambio. Uno de estos fotógrafos es Ksenia Kuleshova, de 28 años, una estudiante de máster en la Dortmund University of Applied Sciences and Arts en Alemania. Kuleshova aprovechó cada momento de esta oportunidad e incluso se aseguró una aparición en el blog Lens de The New York Times sobre un proyecto que ha fotografiado en Abjasia, un agitado estado de Georgia.
«En los talleres de Visa hubo una mezcla fantástica de fotógrafos con diferentes experiencias y bagajes. Hablamos mucho sobre lo que tenemos que hacer como fotógrafos autónomos, cómo presentar y promocionar el trabajo, e intercambiamos ideas y planes de futuro», comenta Ksenia Kuleshova, de 28 años. «No se trata solo de intercambiar ideas y recibir opiniones de los profesionales, se trata de tu motivación y reflexión después del programa, cuando vuelves a casa».
La fotógrafa nacida en Rusia comenzó su carrera en Relaciones Públicas antes de mudarse a Alemania para estudiar fotografía. Lleva trabajando en su proyecto sobre Abjasia desde antes de graduarse. Abjasia es oficialmente una región de Georgia y fue el escenario de una brutal guerra civil en la década de los 90 del siglo pasado, entre los rebeldes apoyados por los rusos y el ejército de Georgia. La disputa sigue sin resolverse y, en la actualidad, la independencia de Abjasia ha sido reconocida solo por Nicaragua, Venezuela, Nauru y Rusia.
«Antiguamente una querida región turística del imperio ruso y posteriormente de la Unión Soviética, se considera un estado títere de Rusia», explica Kuleshova. «Es un lugar perdido en el mapa del mundo. La gente vive en una burbuja, intentando existir dentro de la incertidumbre, en un sistema que no tiene futuro y no busca uno. Me resultaron interesantes todos los problemas políticos y sociales asociados». Pero Kuleshova se decidió a no presentar las dificultades evidentes a las que se enfrentan los abjasianos: los edificios destruidos y las consecuencias de la guerra. «Quería encontrar el alma», dice.
Seguí mi intuición y confié en la gente porque ellos confiaron en mí.
Durante sus tres viajes, en los que utilizó una Canon EOS 5D Mark III y luego una Mark IV con un objetivo EF 35mm f/1.4L II USM, Kuleshova adoptó un enfoque deliberadamente orgánico. Se basó en las relaciones que estableció. «Seguí mi intuición y confié en la gente porque ellos confiaron en mí», afirma. «Pedí a la gente que me enseñara sus lugares favoritos y me llevara a eventos que consideran importantes».
«Hubo tantas historias inolvidables. En el pueblo de Ilor llamé a la puerta de una casa y me abrió una anciana. Vio la cámara y me dijo que era la persona más feliz del mundo porque llevaba esperando a un periodista 20 años. Durante varias horas me enseñó todo lo que tenía y me contó una trágica historia familiar. Me sentí culpable cuando tuve que irme». El reto más grande, dice, fue mantener el equilibrio. «Todo el mundo estaba dispuesto a ayudarme a cubrir la historia. Los abjasianos fueron muy amables y abiertos. Aunque no quería centrarme en el lado negativo, fue importante intentar mantener la objetividad, porque no se trata de una campaña de relaciones públicas».
Antes de que la invitaran a asistir al programa de Canon, Kuleshova ya había hecho planes. «Envié la historia a los editores que sabría que asistirían y pregunté si sería posible mostrar mi proyecto y hablar de él durante el festival». La estrategia tuvo su recompensa. Una reunión con el fotógrafo y editor de The New York Times James Estrin llevó a la inclusión del proyecto en Lens, el blog de fotografía que edita Estrin para The Times. Y desde su regreso de Visa, ha obtenido una beca de fotografía de 5000 $ de LHSA, que utilizará para convertir su proyecto en un libro.
La oportunidad de conocer a figuras como Estrin es, en palabras del profesor Dirk Gebhardt, tutor de Kuleshova, una los muchos beneficios del programa. «Viajar a Perpiñán suele estar fuera del presupuesto de una estudiante de fotografía, por lo que este tipo de oportunidad es lo mejor que puedes ofrecer para ayudar a una joven fotógrafa», dice, a lo que añade: «es difícil para las universidades ofrecer una visión del sector. Nuestro objetivo es educarlos para que encuentren un lenguaje en la fotografía. Aquí también aprenden cómo funciona el mercado».
Gebhardt ve un futuro brillante para Kuleshova, a quien eligió junto con otro estudiante, Jann Höfer, para participar en el programa de Canon. «Creo que su enfoque del fotoperiodismo es muy puro, muy auténtico, pero al mismo tiempo sus imágenes tienen un significado metafórico, algo más allá de lo que se ve, que no se puede explicar con palabras», afirma. «Esa es la fuerza de su trabajo».
Escrito por Rachel Segal Hamilton
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