James Nachtwey es uno de los fotoperiodistas más respetados del mundo. Comprometido con la documentación de las guerras y los problemas sociales cruciales, sus imágenes, capturadas a lo largo de 40 años con compasión y humildad, se centran en el impacto de la injusticia y la violencia. Esta fotografía se tomó en una fábrica de aluminio en1990, en lo que entonces era Checoslovaquia, para una serie sobre la contaminación industrial. En esta imagen, los haces de luz entran a través del espeso polvo cancerígeno, que tuvo un impacto letal en la salud de los trabajadores. © James Nachtwey
Todos los grandes fotógrafos empiezan en alguna parte. James Nachtwey, ampliamente considerado como una eminencia en la creación de imágenes a nivel global, inició su carrera a principios de los 70. Recién salido de la universidad, el graduado en historia del arte americano y ciencias políticas se embarcó en un viaje que le llevaría a documentar algunos de los acontecimientos globales más impactantes de las últimas cuatro décadas.
El joven fotógrafo no contaba con formación oficial alguna. Solo contaba con una convicción inquebrantable de que la fotografía era su vocación. «Creía en ella, y creía que podía hacerlo», comentaba James ante fotoperiodistas en ciernes durante una charla en el seminario del Programa de desarrollo para estudiantes de Canon de en el festival internacional de fotoperiodismo Visa pour l'Image de 2022. «Así que me volví autodidacta. Alquilé una sala oscura, tomé prestada una cámara y aprendí a revelar carretas y a producir impresiones.
«Me dedicaba a visitar librerías y explorar los pasillos hojeando libros de grandes fotógrafos y devolviéndolos a las estanterías porque no tenía dinero para comprarlos. Tuve grandes mentores a los que jamás había conocido en persona y aprendí mucho de ellos estudiando su trabajo».
Pasaron 10 años, nos cuenta, «hasta que me sentí mínimamente cualificado para convertirme en reportero de guerra, que era mi ambición». Desde entonces, James ha recibido la medalla de oro Robert Capa de la Overseas Press Club of America cinco veces, dos premios a Foto del Año de World Press Photo y ha recibido otros numerosos reconocimientos por su excepcional documentación de los acontecimientos que definen nuestro mundo.
Tras hacer sus pinitos como fotógrafo para un periódico, James se hizo autónomo en 1980, animado por imágenes de la guerra de Vietnam, y el movimiento de los derechos civiles americano. El fotógrafo de LIFE Larry Burrows fue una enorme inspiración para James, que consideraba sus imágenes «tremendamente conmovedoras e informativas».
El creo actual de James, como ya lo era a principios de su carrera, es que el fotoperiodismo es una poderosa herramienta capaz de generar un cambio positivo en el mundo. «Me impulsaba la idea de que una foto de guerra pudiera convertirse en una foto antibélica», explica. «Una imagen de una injusticia social podría convertirse en una denuncia pública en busca del cambio. Creía que las personas se implicarían si los fotógrafos les mostraban algo digno de implicarse. Mi motivación era usar la fotografía para contar algo y hacer preguntas sobre algo que le estuviera ocurriendo a la gente».