Las imágenes se quedaron en el disco duro de Alice durante un año porque le faltaba seguridad para compartirlas. Sin embargo, el periódico británico The Guardian utilizó en 2016 uno de sus retratos de Idomeni en portada para promocionar una recaudación de fondos para los niños refugiados. «Me dio la seguridad para considerarme fotógrafa», explica Alice. «Y ahí empezó mi andadura como fotoperiodista profesional y realizadora de documentales». Desde entonces, su trabajo ha sido publicado en The Times, la BBC y VICE, entre otros, donde ha cubierto historias sobre migración y, cada vez más, sobre el medio ambiente.
«El cambio climático nunca fue una cuestión que me apasionara; lo concebía como algo independiente de la experiencia humana», dice. Pero, a raíz de su trabajo con los refugiados, descubrió que los científicos pronostican la mayor migración de la historia a causa del cambio climático. «Si me importaba la justicia social, tenía que importarme el cambio climático, así que emprendí un largo viaje para informarme».
Ese viaje la llevó hasta los «frentes del cambio climático»: lugares como Kiribati, un remoto país del océano Pacífico amenazado por la subida del nivel del mar, o las aldeas cercanas a la ciudad de Burao en Somalilandia, que han sufrido sequías y hambruna. «Comprendí que el cambio climático no es un problema relegado a la naturaleza o al deshielo de los glaciares, factores que resultan muy abstractos», dice. «Esto se trata de los seres humanos. Es una cuestión de vida o muerte».