El fotógrafo Chris Ward vuelve a menudo a la misma escena —como este árbol, al sur de Lincoln, Inglaterra— para capturar el impacto que las condiciones del cielo y el cultivo plantado en el campo pueden tener en la imagen. «En esta ocasión había un cielo despejado y brumoso, y rastrojos de una cosecha reciente», dice. Chris sobreexpuso el cielo y el campo para obtener una composición más limpia. «El espacio negativo ayuda a aislar el árbol, y el cercado aporta una intensa línea de horizonte para separar el cielo y el campo». Imagen tomada con una EOS R6 y un objetivo EF 24-105mm F4L IS USM de Canon a 105 mm, con una configuración de exposición de 1/330 s a f/11 e ISO 100. © Chris Ward
La percepción del color está intensamente ligada a la emoción. Hay teorías psicológicas sobre cómo nos afectan los diferentes colores. Varía según las culturas, pero se suele considerar que el verde o el azul calman, mientras que el rojo o el naranja estimulan y, al parecer, ¡hacen que sintamos hambre! Estas ideas se reflejan en lo que elegimos para vestir, en cómo decoramos nuestras casas y, en lo que respecta a la fotografía, en las imágenes que capturamos.
Pero no todo el mundo percibe los colores de la misma manera. Chris Ward, fotógrafo artístico asentado en Reino Unido, nació con una disfunción visual llamada deuteranopía, que significa que tiene dificultades para ver las distintas tonalidades de verde. Sin embargo, se ha dado cuenta de que su visión es mucho más fiel cuando se trata de reconocer los pequeños detalles, el contraste sutil y la textura variada que la de otras personas, lo que le sirve como especialista en fotografía en monocromo.