Stephen regresa una y otra vez a los mismos lugares del noroeste de Inglaterra. Tiene sus árboles favoritos y le gusta ver cómo cambian a través de las estaciones. Cuando está en algún lugar nuevo, primero analiza el paisaje y toma una nota mental de los puntos a los que planea regresar.
Si estás haciendo fotos de paisajes marinos, «tienes que estudiar las mareas», añade. «Normalmente fotografío la marea en bajamar. Si fotografío una marea en pleamar, verás que la cámara se mueve durante la exposición, por lo que las imágenes no salen nítidas. Es mucho más firme con la marea en bajamar.
Stephen suele hacer las fotografías en otoño, ya que es mejor tener un día cubierto o nuboso para hacer una larga exposición del cielo, ya que permite que entre más luz a la cámara de forma natural. «No fotografío en pleno verano, ya que tendría que salir a las 2 de la madrugada, por lo que normalmente empiezo en septiembre, ya que amanece a las 6 de la mañana. Estudio mis localizaciones, cuándo saldrá el sol y dónde se proyectará la luz. Si está oscuro y parcialmente nublado, sé que ya tengo algo con lo que trabajar», explica. Comienza fijándose en un histograma de su cámara para averiguar cuál es la luz disponible y de cuánto tiempo va a disponer.
Hay algo de melancólico en las fotos de Stephen que se debe en parte al tema en cuestión. Tiende a centrarse en lugares industriales históricos o edificios abandonados, lugares ahora olvidados y que una vez estuvieron llenos de vida. «Me atraen los edificios antiguos», confiesa. «Cuando estuve en Anglesey en Gales hace poco, me topé con esta antigua granja (ver imagen arriba a la derecha), y pensé, ¿cuánto tiempo ha estado esta granja en ruinas? ¿Y por qué tuvieron que renunciar a mantenerla? ¿Dónde estarán las personas que vivieron y trabajaron allí?»
Estos recuerdos del pasado son también increíblemente adecuados para el monocromo. «Con la fotografía en blanco y negro, la composición se convierte en el centro de atención, tiene que ser potente», añade.