Anteriormente, Josu trabajaba con una impresora de gran formato de otro fabricante que le generaba muchos problemas y no ofrecía un resultado de calidad. A menudo necesitaba realizar numerosas impresiones hasta que conseguía que la copia final cumpliese con sus expectativas. “Yo pensaba que lo normal era tener que imprimir una foto varias veces. Soy muy exigente con el color, la copia tiene que estar perfecta, y el anterior equipo me daba muchos problemas, como el bronzing o negros mates sucios cuando imprimía en papel de algodón”.
Entre sus clientes se encuentran otros fotógrafos, galerías, o el Museo de Arte Contemporáneo de Vitoria, por lo que su nivel de exigencia con el resultado final es muy elevado. Con su antiguo dispositivo, Josu estaba empleando mucho tiempo y recursos para lograr que la copia final tuviera la calidad necesaria. Además, el equipo estaba ocasionando otros problemas, como dificultades en la inserción del papel, lo que, en suma, dilataba mucho el tiempo de producción.