El debate sobre la huella de carbono del papel y el formato digital
Muchas marcas siguen migrando el gasto de marketing de la impresión al formato digital ante los argumentos medioambientales en contra del papel. Pero la comunicación digital está lejos de ser respetuosa con el medioambiente.
El marketing por correo electrónico deja una enorme huella de carbono, ya que un correo electrónico medio genera 0,3 g de CO2e (el equivalente de dióxido de carbono), lo que asciende a 50 g en un correo electrónico con archivos adjuntos de gran tamaño. 1 Teniendo en cuenta el gran número de correos electrónicos de marketing que se envían (porque se ven como una forma fácil y económica de llegar al público objetivo) y el número de correos electrónicos que se envían directamente a la «Papelera» o que se eliminan sin leerse, está claro que muchos de ellos suponen un desperdicio.
Esto no quiere decir que la impresión no tenga una huella de carbono. En comparación, un correo impreso tiene una huella media de 20 g de CO2, según varios informes de servicios postales. Sin embargo, la mayor parte de esto no se genera durante la producción, sino a través de su transporte. Y si bien se han dado pasos hacia la reducción del CO2 en la distribución de la impresión, por ejemplo, mediante la introducción de vehículos electrónicos, todavía se puede hacer más. Tras reconocer que tanto las comunicaciones impresas como las digitales tienen una huella de carbono, ahora es cuestión de adoptar prácticas más sostenibles para reducir esa huella.