¿Hemos perdido el interés por lo digital?

La desconfianza en el mundo digital

La confianza es la base de cualquier relación estable, sobre todo la que existe entre la marca y el consumidor. Aun así, siempre queda la eterna desazón de que la relación está en peligro constante por la creciente desconfianza del consumidor hacia las plataformas digitales.

A finales de julio de 2018, el precio de las acciones de Facebook cayó un 19 %, o lo que es lo mismo, más de 119.000 millones de dólares de su valor, en el mayor colapso jamás sufrido por una empresa en un solo día. Tres millones de usuarios europeos abandonaron la red social por antonomasia tras el escándalo de Cambridge Analytica, cuando se descubrió que se habían recopilado los datos de 50 millones de perfiles sin su consentimiento y sin previo aviso.

Parafraseando el artículo de Farhad Manjoo para el New York Times⁽¹⁾, cuesta mostrar el mismo entusiasmo por los smartphones y las redes sociales que teníamos hace una década ahora que asociamos estas tecnologías con la manipulación indebida de datos y la publicidad intrusiva.

El autor considera que «no hemos interiorizado, como sociedad, hasta qué punto se inmiscuyen en nuestras vidas, ni contamos con muchas herramientas para ponerle freno».

La oportunidad para el marketing impreso

Los profesionales son cada vez más conscientes de un secreto a voces entre los consumidores. Los canales digitales por sí solos han dejado de ser suficientes para planificar campañas de marketing dirigidas. El marketing impreso permite estimular esa implicación emocional crucial entre una marca y su público objetivo y de ahí que los profesionales de marketing necesiten activar el papel del material impreso como complemento de lo digital.

Si la confianza es la clave para conectar con el consumidor, el material impreso cuenta con lo necesario para marcar la diferencia. Según MarketingSherpa ⁽²⁾, la impresión está bastante presente en los cinco canales publicitarios más reconocidos:

• Anuncios impresos en periódicos y revistas (82 %)
• Anuncios en televisión (80 %)
• Anuncios y catálogos por correo postal (76 %)
• Radio (71 %)
• Señalética para exteriores (69 %)

En la parte baja de la clasificación encontramos los anuncios online.

Queda claro, por lo tanto, que los consumidores están «tomándose un descanso de lo digital» y reconciliándose con lo impreso. El consumo de contenido digital suele asociarse a alertas y notificaciones, pestañas abiertas, anuncios invasivos y enlaces que te sacan de la página que intentas leer. En cambio, el material impreso facilita la concentración y potencia la retentiva, un detalle demasiado importante como para ser ignorado a la hora de planificar una campaña.