Tres razones por las que tu empresa debería preocuparse por la sostenibilidad

En una reciente encuesta en la que participaron grandes empresas de seis países, se constató que la gestión medioambiental y la sostenibilidad son cada vez más prioritarias para las empresas debido a la COVID-19¹.

Para el sector de la impresión en general, no se trata de un concepto ni de una iniciativa nuevos. Las cuestiones relacionadas con el desperdicio de papel, el uso de energía, el reciclaje y la reutilización de materiales siempre han sido temas prioritarios para los vendedores de productos de impresión, los fabricantes de equipos originales (OEM) y las organizaciones que utilizan la impresión en su día a día. Sin embargo, al designar la ONU la década del 2020 como la «década de acción»², estos temas se han hecho más urgentes, por lo que las empresas y los individuos se centran más que nunca en garantizar la sostenibilidad y contribuir a prevenir el cambio climático. De hecho, en un estudio³ de Quocirca se constató que más de la mitad de los responsables de la toma de decisiones de TI creen que la reducción del impacto medioambiental es el principal reto asociado a la gestión de su infraestructura de impresión entre los años 2019 y 2025. Para los proveedores y los OEM, la presión es evidente. Esos mismos responsables de la toma de decisiones de TI esperan que los fabricantes y proveedores de productos de impresión desempeñen un papel importante a la hora de ayudarles a mejorar el rendimiento medioambiental. De hecho, el 57 % cree que los proveedores deberían tener una posición de liderazgo en cuanto a la sostenibilidad en 2025.

No obstante, estas tendencias no se aplican únicamente al sector de la impresión. La pandemia está cambiando rápidamente los hábitos laborales en todo el mundo y la presión de los consumidores significa que cada vez se pide más a las empresas que se centren en la sostenibilidad para mantener su reputación corporativa. Esta «tormenta perfecta» de factores está llevando a predecir⁴ que la economía circular impulsará la gestión de la cadena de suministro y hará evolucionar los modelos empresariales hacia un enfoque menos derrochador. ¿Cómo se traduce todo esto en la práctica?

La reutilización de materiales al diseñar nuevos productos no es un concepto nuevo, pero se está popularizando. Un ejemplo es la gama imageRUNNER ADVANCE EQ80 de Canon, que utiliza hasta un 80 % en peso de materiales reutilizados en su fabricación para conservar el valor de las materias primas. Naturalmente, el uso de menos materiales y piezas nuevos implica menos residuos a corto y largo plazo y contribuye a la economía circular. La inversión en productos fabricados de esta forma puede resultar muy útil para que las empresas refuercen sus credenciales ecológicas y contribuyan a crear una sociedad más sostenible.

Según la Fundación Ellen MacArthur, una economía circular «se basa en los principios de eliminar residuos y contaminación desde el diseño, mantener productos y materiales en uso y regenerar sistemas naturales».

Los productos sostenibles no tienen por qué sacrificar la funcionalidad. Uno de los beneficios de la remanufacturación frente al reacondicionamiento es que los productos se fabrican a partir de una combinación de piezas nuevas y antiguas y se montan para que funcionen como dispositivos nuevos con garantías de fábrica completamente nuevas. Esto garantiza que el producto no supondrá un falso ahorro ni acabará en un vertedero por fallar antes de tiempo. También garantiza que cumplirá los mismos estándares que un nuevo modelo análogo.

Los programas de reciclaje y reutilización ya son una característica habitual del enfoque de la economía circular. En el sector de la impresión, por ejemplo, este proceso comenzó con los cartuchos de tóner en los años 90 y se vio impulsado por la implementación de la directiva sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). A medida que crece la demanda de estas iniciativas, las empresas harían bien en reflexionar sobre cómo incorporar más dispositivos y componentes reciclados a sus flujos de trabajo para diferenciarse de la competencia y demostrar su compromiso con la responsabilidad social.

En definitiva, la sostenibilidad es un excelente medio para que las empresas demuestren que invierten en el futuro. Al comprometerse a cumplir códigos de conducta estrictos en cuanto a la reutilización de materiales, el diseño de productos fabricados para durar y el reciclaje cuando sea posible, las marcas demuestran que los consumidores pueden confiar en que cumplirán altos estándares año tras año.

Además, estos compromisos suelen gozar del reconocimiento externo y la recompensa por parte de organizaciones como la clasificación de sostenibilidad empresarial de Ecovadis, el CDP y el estudio europeo Sustainable Brand Index. ⁵ Los galardones internacionales de este tipo siguen fortaleciendo la reputación de una marca y tranquilizando a las partes interesadas.

La mejora de la imagen de marca también facilita a las empresas la captación de nuevos empleados. El 76 % de los «millennials» tiene en cuenta los compromisos sociales y medioambientales de una empresa al decidir dónde trabajar⁶ y el 75 %⁷ se quedaría por menos dinero si trabajara para una empresa socialmente responsable. Este tipo de retención es uno de los pilares del éxito y de una cultura laboral sana, y el cultivo de empleados comprometidos y apasionados protege la longevidad de una organización e impulsa, al mismo tiempo, su éxito futuro.

La sostenibilidad refuerza el propósito y la pasión. Según una encuesta de Deloitte, el 73 % de los empleados que consideran que trabajan para una empresa orientada a propósitos específicos está muy comprometidos con su trabajo⁸. Las personas quieren formar parte de un proyecto amplio y sentirse bien con lo que hacen cada día. Esto sirve para enfatizar por qué incorporar la sostenibilidad a una empresa puede resultar tan eficaz a largo plazo.

Para que una organización sea líder en cuanto a ética en su sector, tiene que dar la imagen de que avanza hacia la sostenibilidad de forma intencionada, sistemática y auténtica, y no solo como un guiño simbólico a una tendencia. Aun así, las marcas duraderas son aquellas que pueden adaptarse a los cambios. No todas las empresas han defendido la sostenibilidad desde el principio, pero al aprovechar esta tendencia demuestran a las partes interesadas que son capaces de adaptarse a nuevas expectativas y comportamientos en lugar de quedarse atrás. Al reforzar estos mensajes, las organizaciones pueden labrarse una reputación de longevidad.

La sostenibilidad y la necesidad de un modelo económico más circular no pueden pasarse por alto. No obstante, las empresas no deberían considerarlas simplemente obligaciones: son una excelente oportunidad. La multitud de beneficios, como la ventaja de marketing, la percepción de la marca, las relaciones con los inversores y el ahorro de costes, podrían ser demasiado buenos como para dejarlos pasar.